Posible proyección de la campaña

Es difícil hacer predicciones en esto del vino, el tiempo nos ha demostrado que es muy fácil errar. Sin ir más lejos, en la pasada campaña, todo el mundo esperaba subidas tras la vendimia y, sin embargo, bajó, para luego sí, subir tras las heladas de abril.

Es por tanto arriesgado y difícil. No obstante, y ante la petición de muchos de ustedes pero con las naturales reservas, me voy a atrever a dar las posibles proyecciones que puede tener esta campaña. Siempre y cuando no se vea afectada por causas externas que la puedan hacer variar como continuidad de sequía, nuevas heladas y accidentes climatológicos o bien criptogámicos que puedan afectarla.

En función de lo que vaya pasando y de las influencias que tenga, puede virar a un sitio o a otro.

Está claro que estamos en una cosecha corta, de las más cortas de las últimas décadas, aunque las nuevas plantaciones que hemos tenido y la reestructuración a la que hemos sometido a nuestras viñas han evitado que sean aún más desastrosa. Pero es corta y lo es no solo en España, media Europa ha tenido mala cosecha y sobre todo los tres países punteros: Francia, Italia y España. De las peores cosechas en muchos años; como dicen, se junta el hambre con las ganas de comer.

Partiendo de esto hay una cosa clara y es que el precio del vino no es real. Me explico: no es operativo hoy día en circunstancias normales, está como está debido a estas inclemencias, pero su tendencia, tarde o temprano, en esta campaña, o en la siguiente, o en la otra, será claramente a bajar. Y va a bajar ¿Cuándo? Esa es la cuestión por resolver. Si fuéramos adivinos no habría problema, pero no lo somos.

Sin embargo, en estos momentos la tendencia es a subir, por cómo se ha pagado la uva y , sobre todo, por la escasez de vino en el ámbito nacional e internacional.

Por tanto, a corto y medio plazo al menos hay una cosa clara: bajar no va a bajar, puede mantenerse o subir, pero bajar no baja. A medio y largo plazo es lo difícil de vaticinar, dependerá de dos factores: el ya nombrado climatológico, y, por otro lado, las exportaciones que tengamos a estos precios. Si el volumen es grande, y fuera como el de estos años de atrás, la escasez de vino sería muy grande y por tanto el precio también subiría.

Los casos contrarios, tanto en un sentido como en otro, podrían hacer el efecto contrario, aunque veo muy difícil que en este año el vino se desploma, otra cosa sería tras una hipotética vendimia grande, los condicionantes variarían y entonces hablaríamos de otra cosa. He de decir que la exportación, por lo que se comienza a ver, no va mal. Francia tiene que comprarnos vino por su escasísima cosecha, Italia también nos está demandando vino, al igual que Alemania. Países terceros y acostumbrados a precios bajos, como Rusia y China, de momento no están tan alegres, pero no tendrán más remedio que comprar, aunque lo hagan en menor cantidad.

Finalizo diciendo que es un año complicado pero las perspectivas no son malas y lo normal es que estuviéramos ante una campaña en la que la comercialización seguro que no va a ser conflictiva y, respecto al precio del vino lo normal es que o suba o se mantenga, pero que no baje. No obstante, yo siempre recomiendo observar poco a poco a lo largo de la campaña para coger un precio medio. Al comprador, igual, que haga sus composiciones de lugar y se decida por ir comprando poco a poco o si le interesa más hacer una compra para la campaña, en estos momentos por ejemplo, el vino se opera incrementando el precio en función del pago y la retirada, a largo plazo piden más por el vino que si es a retirada rápida.

Esto puede ser un esbozo de la campaña, no obstante, EL CORREO DEL VINO le irá informando de lo que suceda semana a semana.

Javier Sánchez-Migallón

Director Ediciones Albandea y El Correo del Vino