Entrevista a Vicente Pliego (Bodegas Pinea, Ribera del Duero)

Tras una década en España, Vicente Pliego, mexicano y co-fundador de Bodegas Pinea en Ribera del Duero mantiene firme su amor por la variedad tempranillo:

“Cuando todavía vivía en México creía que los mejores viñedos de tempranillo del mundo estaban en la zona Norte de la Ribera del Duero. Hoy estoy absolutamente convencido de ello.” 

De entre todas las zonas vinícolas posibles en el mundo ¿por qué escogió la Ribera del Duero? 
Mi padre era un coleccionista de vinos y desde niño la cultura vinícola despertó mucho interés en mi. Y a medida que fui creciendo fue a más. En México el vino está presente en nuestras mesas como un producto de lujo, y adquirir grandes vinos del mundo no era tarea sencilla. Los vinos de Ribera del Duero se convirtieron en mis favoritos pero creo que ese amor a la región llegó por la uva tempranillo.  

¿Qué balance hace de estos años de PINEA? 
PINEA empezó como un sueño y, ahora que han pasado más de 10 años desde que llegué a España, creo que lo más importante del proyecto es que seguimos tan conectados a ese sueño como el primer día. Es como un viaje que se va llenando de experiencias, de aprendizajes… y el sueño va cobrando un nuevo rostro a medida que el proyecto crece. Cuando estás inmerso en el viaje no tienes la panorámica, el plano general, pero si echo la vista atrás, en retrospectiva, creo que el balance lo más importante de estos 10 años de PINEA ha sido el aprendizaje, tanto de nuestros logros como de los retos que vamos encontrando por el camino. 
 

¿Cuál considera que ha sido su mayor logro en estos años? 
 La perseverancia para lograrlo y la resiliencia para mantenerme firme cuando el viento no siempre solpla a favor. Y te diré que también la capacidad de vivir cada día del proyecto como si fuera el primero. 
 

¿Cuál cree que es la mayor virtud de la uva tempranillo?  
Creo que no hay una uva que tenga tanto que decir y que lo diga con tan pocas palabras. El tempranillo tiene la capacidad de sorprender sin mostrar de más; tiene el significado de la grandeza sin la ostentación. No existe un lugar donde crezca el tempranillo con tanta fuerza y con tanta expresividad como lo hace en la Ribera del Duero. Y no solo en la Ribera del Duero sino en el Norte de la Ribera del Duero, en una zona muy específica donde nosotros tenemos el corazón haciendo vino. Yo le llamo la elegancia de lo simple y cuando llegas a estos lugares y te encuentras esta majestuosidad en un espacio tan pequeño comprendes que eso solamente puede ser tempranillo. 
 

¿Qué acogida han tenido en su país de origen sus vinos? 
La acogida ha sido positiva pero seguimos siendo un proyecto muy joven por lo que el desarrollo de un mercado tan importante como México, con tanto potencial, todavía está en curso. Tenemos presencia en las principales ciudades y la gente disfruta de nuestros vinos pero hay mucho por hacer todavía en México.   
 

¿Puede adelantarnos algún proyecto futuro o vino nuevo? 
Nuestros vinos son vinos de autor y el proyecto tiene una expresión de arte muy marcada. Cada una de nuestras etiquetas empezó como un experimento que albergaba una idea sólida de lo que queríamos reflejar en ese vino, pero la magia del proceso de elaboración es que, si arriesgas y tomas caminos nuevos, nunca sabes cuál será el resultado final.

Es un salto de fé que tiene como contrapeso la rigurosidad. Para que una nueva elaboración de PINEA salga al mercado primero a tenido que enamorarnos a nosotros. Por eso, en nuestra sala de barricas siempre hay magia que no queremos revelar.