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El proyecto sostenible y biodinámico de Empordá

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En el marco del Fam Trip y entrega de los premios anuales a los Mejores Vinos y Espirituosos 2022 de la AEPEV, Asociación Española de Periodistas y Escritores del Vino,  visitamos bodegas, viñedos y parajes de la Denominación de Origen Empordà, organizado por el Instituto Catalán de la Viña y el Vino (INCAVI), el Ayuntamiento de Figueras y la DO Empordà.

Durante tres días, los asociados participantes, hemos recibido múltiples atenciones y nos hemos sentido muy queridos; pero la más importante, sin duda, ha sido la segunda jornada donde nos habían preparado un recorrido por el terroir de la DO. Empordà.

 Pisamos el terreno, subimos pendientes, comprobamos la extensa flora existente, y el cuidado de las viñas, muchas de ellas octogenarias. Muchos de los viñedos son ecológicos o biodinámicos, y además utilizan la fitoterapia con plantas; pero esto lo contaré más adelante.

 Demos un paseo por el terroir del Empordà.

Vinyes de olivardots, el proyecto sostenible y biodinámico, que nació de la pasión por la tierra del empordà. Situada en Capmany (Alt Empordà)

Lo primero que aparece ante nuestros ojos, es un viñedo en lira, que sorprende por su belleza y eso que aún se están formando los pámpanos y  asomando las inflorescencias, pequeños racimos que, si todo va bien, darán la futura cosecha. El viñedo está con cubierta vegetal y lleno de flores amarillas, camomila o manzanilla. Observo que tiene calles labradas y que hay gallinas a la entrada de la bodega. Se ve a la legua que es un viñedo querido y muy mimado por sus dueñ@s.

Carme Casacuberta, sale a nuestro encuentro y comienza la visita contándonos, con pasión, su proyecto que comenzó en el 2002. Por él abandonó todo y se volcó al 100% en sacarlo adelante, junto a su esposo Antoni Pena.

“El amor por esta tierra, y por todo lo que creíamos firmemente que se podía hacer en ella, hizo posible este proyecto: Hacer grandes vinos a partir de variedades propias, autóctonas, e ir recuperándolas. Conseguir vinos que expresen al máximo el terroir que nos rodea, siendo sostenibles, respetando al máximo la naturaleza que nos rodea; lo hemos conseguido.”

 Carme nos comenta que el Ampurdán tiene un terroir de gran riqueza, siendo una zona  esencialmente granítica. “Al frente se encuentra la Sierra d`Albera, con granito compacto.  Aquí, en Capmany, hay granito micronizado, mezclado con arena, y siguiendo el recorrido hacia la costa, hasta Cadaqués, encontramos las pizarras. Estos suelos nos dan mucho juego para elaborar diferentes vinos.”

“En  2018 recuperamos las garnachas y cariñenas de 3 colores: Blancas, rojas y negras; este suelo es difícil, a las raíces les cuesta mucho encontrar algo de alimento”.

 La finca donde nos encontramos es de granito micronizado, con arena, sílex y cuarzo, sin prácticamente nada de materia orgánica. El agua se filtra entre la arena granítica.

Hace 7 años, Carlota Pena, su hija, entró en el proyecto aportando nuevas ideas, como la fitoterapia en la viña, marcando un camino que promete ser el futuro y con excelentes resultados según hemos comprobado en los vinos que hemos catado.

La joven enóloga nos transmite, con pasión, el enfoque que la biodinámica aporta al viñedo: “Trabajamos con el calendario lunar, en cualquier tipo de fase en viñedo o en bodega, con cualquier movimiento de vino. Pero además trabajamos en sintonía con el ecosistema de la tierra -transpiración por la mañana, inspiración por la tarde-, incorporando de nuevo los animales en las parcelas: gallinas, ovejas, …”.

“Las ovejas trabajan en nuestros viñedos, desde que acaba la vendimia hasta la brotación. Se comen las cubiertas, por lo que evitamos usar maquinaria.  Van diseminando las semillas que comen del suelo, aumentando la biodiversidad y abonando  naturalmente las viñas con su estiércol. En la brotación de la vid, pastan entre nuestros olivos, en otros tipos de parcelas o en algún trozo de bosque y, como estamos en una zona muy propensa a los incendios,  hacen un trabajo de prevención, limpiando los bosques. En resumen, hacen un trabajo fabuloso.”

“Entre estiércol, hollejos de los prensados, rapones, semillas y sarmientos, en un año acumulamos 30 toneladas de residuos, que se convierten en humus y se devuelven a la tierra.”

“Intentamos crear una economía circular, abasteciéndonos de nuestro propio compost, y ser sostenibles. Hace cuatro años incorporamos la energía solar para todos los  trabajos de la bodega y ahora estamos funcionando ya con autonomía sostenible total”.

Carlota usa la fitoterapia, plantas medicinales específicas para curar los viñedos. “Trabajamos con plantas naturales, que recolectamos, maceramos, secamos y cocemos, haciendo nuestros propios caldos. Luego extraemos los principios activos que nos interesan, para aplicarlos al viñedo, ya sea como acaricida, insecticida, fungicida o  como abono foliar”.

Trabajan con 12 tipos de plantas. Entre otras:

  • Ortiga mayor, que macerada y fermentada es un magnífico abono foliar o radicular, o, si se hace una decocción no más larga de 40 minutos, se puede generar un acaricida.
  • Cola de caballo, que es muy rica en sílice.
  • Milenrama, planta muy rica en azufre, que ayuda sobre todo al crecimiento de tejidos iniciales de la planta.
  • Manzanilla, que es un regenerador celular muy potente, tanto para heladas, como para cerrar heridas, por ejemplo, por pedregadas. Es un cicatrizante espectacular.
  • Farigola, para la desinfección de poda
  • Tomillo y Romero, desinflamantes
  • Frigola

 “Tenemos la suerte  de estar en una zona donde podemos encontrar todas las hierbas que necesitamos;  la naturaleza nos premia” y “No compramos prácticamente nada. Lo bonito es trabajar con las plantas que crecen aquí”, nos comenta Carme.

Carlota nos hace avanzar por el viñedo, para hablarnos de las plantas indicadoras, que es otra parte que también trabajan.

 También nos indica que tienen cubiertas vegetales, ya que, como nos había comentado Carme, este es un suelo muy complicado y el hecho de tener pequeñas raíces ayuda a  retener la humedad.

  • Manzanilla, sale espontáneamente y nos indica sequía y olas de calor. Se recolecta, se seca, se guarda y se utiliza como desestresante foliar, sobre todo al final de la maduración de la uva, cuando la planta tiende más a bloquearse.
  • Trébol, Leguminosa, que solo crecen cuando hay nitrógeno en el suelo.
  • Si hay una población significativa en los viñedos, indica que hay fósforo pero que está bloqueado y la viña no lo puede asimilar. El cardo absorbe el fósforo y lo libera por las hojas. Si se maceran éstas 24 horas y se aplica al viñedo se facilita su asimilación.
  • Ajos, para tratamientos de azufre.
  • Valeriana, contiene fósforo y aporta calidez al suelo para los microorganismos y para el crecimiento.

 Carlota nos cuenta emocionada que está estudiando un aceite esencial de una planta que cura la Yesca. De ser así, sería un gran avance ante esta nefasta enfermedad de la madera.

 Para finalizar preguntamos le preguntamos cómo le llega esa pasión y esa forma de querer reinterpretar lo que estaba establecido hasta hace tan poco.

“Yo creo que el vino se hace en la viña y que estamos ante momentos muy delicados, pues se ha abusado mucho de los químicos. Tengo sensibilidad por la naturaleza y es una cosa que siempre me ha gustado. Durante la carrera escuché una charla sobre biodinámica y dije, ostras, ¡qué interesante! Y a partir de ahí, sin querer voy a su encuentro. Se cruzó en mi camino y empecé a estudiar, leer y aplicar”.

Calota lo tiene claro: “cada uno tiene que defender su proyecto y el nuestro es sostenible, ecológico, biodinámico y, como habéis comprobado, vamos más allá escuchando y observando la tierra que pisamos”.

 Hablemos ahora de sus vinos:

Nos sentimos privilegiad@s, ya que hemos tenido la suerte de catar vinos únicos de tres Cariñenas, blanca, rosada o gris y tinta, de diferentes suelos. Estos vinos forman parte de la colección “Varietals de Terrer”, que, como no podía ser de otra manera, expresan el terroir y  la personalidad de las dos grandes enólogas que hacen alquimia y convierten en oro líquido sus maravillosas cariñenas. Pasemos a la cata, quiero que salivéis conmigo: biodinámico y sostenible

VdÒ 6.19

Comenzaron a trabajar el viñedo en el 2011, con  viñas que tienen una edad de 110 años  y con una producción es muy limitada. “Ahí descubrimos que existía realmente una cariñena blanca, centenaria y con la que podríamos hacer un vino blanco Mediterráneo y muy diferente, nos cuenta CARME”. Situadas en la zona más llana de la región, donde el terroir es aluvial, formado por piedras de canto rodado y arena.

Color amarillo dorado con irisaciones verdosas. biodinámico y sostenible

Sobresalen los aromas de citronela, monte bajo -tomillo, salvia, hinojo- y mucha piedra y mineralidad, que no es de extrañar por el suelo que alimenta la viña. biodinámico y sostenible

En boca es sápido, fresco con nervio. Este vino tiene rock and roll. Sorprendente la acidez fresca que tiene; no nos olvidemos que es una zona muy cálida. Excelente vino que habla, sin duda, de la variedad entrada en años. biodinámico y sostenible

DdÒ 9,20

Elaborado con uvas seleccionadas de cepas viejas de la finca Mas Badés, plantadas el año 1939. Una finca ubicada en la zona más llana de la región, dónde el terroir es aluvial, formado por piedras de canto rodado y arena. Nos cuentan que este año prácticamente toda la Cariñena se perdió por culpa del Mildium. A pesar de ello, decidieron seguir adelante y elaborar tan solo 300 botellas de esta variedad, de nuevo entrada en años. biodinámico y sostenible

El llamativo dorado del vino me llama la atención; es mi primera Cariñena Gris. Los aromas son de intensidad alta, muy expresivos: aromas de manzana, pera, albaricoque, ciruela claudia,  citronela seca, componente mineral – Silex-, balsámicos. El monte abraza el vino; ¡que espectáculo! ¡como me gusta esta nariz!. biodinámico y sostenible

En boca el vino es amplio, con gran volumen; la sapidez está marcada de nuevo por el suelo; la acidez hace presencia, refrescando la boca, aportando nervio; baila de nuevo a ritmo de rock and roll. Sin duda un excelente trabajo.

VdÒ 1.16

Elaborado con las mejores uvas de Cariñena Tinta de las fincas “Vinya de l’Avi”, plantada en 1946 y “El Roqué”, plantada en 1969, ambas sobre suelo pizarroso.  biodinámico y sostenible

Añada 2016, embotellada en 2018 y, por lo tanto, estamos hablando de 5 años de botella. Las uvas de despalillan y se mantienen enteras para que hagan dos fermentaciones a la vez. De esta manera se extraen color y aromas de mayor concentración. Con una crianza de 16 meses en barrica, durante parte del envejecimiento hacen un battonage manual para aportarle la complejidad de las lías. biodinámico y sostenible

Aromas muy complejos e intensos de grosella negra, cassis, arándanos, frambuesa, el monte hace acto de presencia -tomillo, romero, jara, resina-, cacaos unidos con menta. El grafito de la pizarra enmarca este gran vino. biodinámico y sostenible

En boca, de entrada es seco, con mucho cuerpo, carnoso. Es complejo a la par que elegante. Los taninos dulces de la uva se unen con una acidez alta, bien integrada, que sigue marcando esta gran variedad. Con final mineral que expresa al 100% su terroir y su identidad. biodinámico y sostenible

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