Personal motivado

La importancia de tener personal motivado no hace más que rondarme la cabeza.

Mientras dirigía el Hotel Escuela de la Comunidad de Madrid, recuerdo, en ese sentido, el comentario casi calcado de muchos jefes de Cocina, de los establecimientos donde los alumnos hacían las prácticas.

 La tipología de alumnos que querían y queríamos era contundente “preferimos alumnos que quieran y tengan ganas, aunque sepan un poco menos”, tal cual.

Hoy, 30 años después, fuera de la docencia y totalmente sumergido en el sector privado, la realidad expresada por la inmensa mayoría de los empresarios, es que basta con que haya personal, con más o menos ganas, pero con un cierto concepto de fidelidad.

Junto a esto, son muchos los años escuchando frases como “vienen, aprenden y se marchan a otros sitios o montan su negocio”, “no sabía nada y después de formarle se marcha enfrente por un poco más sueldo”, “le enseño todo lo que sé y se marcha dejándome tirado”, y así, casi hasta el infinito.

Es una realidad que la situación del personal es un problema que lejos de ser coyuntural se va a convertir en pandémico en menos plazo del que incluso sospechamos.

Y no hay, o no tengo, fórmulas para resolver lo que se nos viene encima y que ya está mojándonos hasta las ingles, pero sí creo que hay cosas que hay que empezar a planificar y tener en cuenta. Vamos a ver.

• En primer lugar, hay que reconocer que las condiciones laborales del sector no ayudan.
• En segundo lugar, es casi más verdad que la anterior, no se puede pagar un salario mayor por el simple hecho de estar más horas en un establecimiento. Hay algo que es claro para mí: el salario debe ir acompañado de rendimiento, sin ninguna duda.
• Otra particularidad es el hecho de que solo un personal formado nos ayudará a alcanzar una rentabilidad económica en los negocios.
• La formación va a empezar a ser necesariamente labor de las empresas, grandes o pequeñas, el único modo de garantizar tener el personal que se necesita es formarlo tú mismo, con el esfuerzo y el sacrificio que eso significa.

Se me viene aquí una frase de Henry Ford, “Solo hay algo peor que formar a tus empleados y que se vayan, no formarlos y que se queden”.

En todo ello, está claro que encontrar personas que estén dispuestas a aprender no es sencillo. Pero tengo la sensación de que podría ser más fácil el proceso de traer personas con compromiso de trabajo y formación durante periodos de, al menos un año, y garantizarles un modo de vida digno.

En otro aspecto, está claro que, en una sociedad de ocio y consumo, hacíamos referencia a ello en el anterior artículo, conciliar la vida laboral y personal es condición indispensable para intentar que la fidelidad o lealtad del personal sea mayor que la denuncia de gran parte de los empresarios.

Con los hábitos actuales de vida, con búsquedas de horarios más cortos de trabajo y más tiempo libre, es probable que los dobles turnos estén pasando a la historia. Ha llegado el momento de dobles plantillas que hagan que el esfuerzo vital disminuya, y de algún modo permita encontrar un cierto equilibrio entre las horas trabajadas y el salario percibido.

Quizás hay soluciones que no sirvan para todos los establecimientos, ni para todas las ciudades, ni para todos los locales o solo para ciertos momentos del año.  Pero solo garantizando un personal adecuado, motivado y formado en los establecimientos de hostelería, podremos estar en condiciones de seguir mejorando nuestra oferta y cultura gastronómica. Cualquier otra alternativa nos aboca sin remedio a la extinción paulatina de la hostelería tal cual la conocemos.