Fraudes, falsificaciones y tonterías en torno al vino

Una actuación de la Guardia Civil, tan compleja como brillante, ha desarticulado una banda que presuntamente se dedicaba a falsificar vinos de alta gama de la Denominación de Origen Ribera del Duero, botellas por las que obtenían cerca de 2.000 euros por unidad.

El fraude estaba tan meticulosamente organizado que vendían botellas de Valbuena 5º Año, segunda marca de Vega Sicilia, como si fueran Vega Sicilia Único. Es decir, pasaban de 100 a 1.900 euros de una tacada. Algo similar hacían con Pingus y Flor de Pingus donde el diferencial de precio es también importante. Ahora, llama la atención que los clientes de estos presuntos falsificadores, que aprovechaban las similitudes de botella y corcho para perpetrar el engaño, adquiriesen la mercancía en una web, sin más garantías.

Este hecho se asemeja al protagonizado hace algunos años por Rudy Kurniawan, un ciudadano indonesio de origen chino, enófilo y coleccionista que aprovechó sus grandes conocimientos para falsificar botellas de los vinos más caros del mundo, especialmente borgoñones como el mítico Domaine de La Romanée Conti, que con tan pocas botellas y con un precio que supera con facilidad los 6.000 euros, le hicieron ganar pronto más de 2,5 millones de dólares. Un avezado gendarme francés, especialista en cata, descubrió el pastel y los tribunales condenaron al estafador a diez años de prisión.

En ambos casos, los protagonistas del fraude han ido a lo grande, y han demostrado la tontería que rodea al mundo del vino y la sapiencia de tanto nuevo rico que es incapaz de distinguir un vino de cien euros de uno de 1.900 euros, pese a que la edad y las características organolépticas de uno y de otro distan mucho de parecerse.

Los estafadores vendían botellas de Valbuena 5º Año, segunda marca de Vega Sicilia, como si fueran Vega Sicilia Único, aumentando así el precio de 100 a 1.900 euros.

Menos mediático resultó hace unos años, entre 1997 y 1999, el fraude cometido por un concejal socialista de Torrenueva (Ciudad Real), junto a un socio británico, para colocar en aquel mercado vinos manchegos corrientes con un precio de cien pesetas el litro a algo más de cuatro libras (más de mil pesetas) mediante la falsificación de contraetiquetas de la Denominación de Origen Calificada Rioja. A ambos les cayeron, en sentencia ratificada por el Supremo, cuatro años y medio de prisión e indemnización de 100.000 euros al Consejo Regulador. Habían colocado 30.000 botellas, aunque tenían preparadas más de 300.000 contraetiquetas cuando la Guardia Civil abortó la operación.

Recientemente, también algunos avispados franceses han envasado vino rosado español como vino francés con denominación de origen, lo que ha dado lugar a una amplia investigación por parte de las autoridades del país vecino, que temen, dada la diferencia de precio, que el alcance sea mayor al descubierto.

Mientras el mundo sea mundo la picaresca no hay quien la pare. Solo se encuentra a la altura de la tontería de algunos que, consciente o inconscientemente, se dejan engañar. Y es que en esto del vino…

José Luis Murcia

Periodista. Miembro de AEPEV y  FIJEV