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Pago de la uva por calidad, ¿lógico, no?

El 30 junio, 2015

Coyuntura vitivinícola mundial: evoluciones y tendencias

Varias cooperativas de Castilla-La Mancha se unirán a una campaña para pagar la uva por calidad.

Además, entre ellas se encuentras las de mayor producción de la región: Manzanares, Tomelloso, Villarrubia de los Ojos o Socuéllamos. Todo indica que se han reunido para pagar la uva a sus socios, tanto la propia como la adquirida fuera, por calidad, a partir de esta campaña. Hoy día, no resulta complicado, con las máquinas precisas para ello, hallar diez o quince parámetros diferentes, con las que primar el precio de la uva.

Y es que a quienes defendemos desde hace años que ni la uva ni el vino se deberían vender por grado, y sí por calidad (aunque el grado pueda ser un componente de esa calidad, en los parámetros justos), nos agrada que se comience a llevar a cabo por quien lo debe hacer.

Se imagina usted que en un restaurante, bar o donde sea, a la hora de pedir un vino, le dijeran que los de diez grados cuestan un euro y los de catorce dos. ¿Verdad que sería absurdo? Lo normal sería decirle al camarero, maestro sala o sumiller que el grado te da más o menos igual, que lo que te interesa es que te guste el contenido de la botella a descorchar en cuestión.

Haciendo un poco de historia, supongo que lo del grado, sería importante cuando los vinos, en su mayor parte, iban destinados a alcoholeras. En ese caso sí sería importante, pues lo que interesaba era que el vino tuviera contenido alcohólico, no calidad.

Pero hoy día, ¿qué tiene que ver? A grandes rasgos, el grado de un vino le da exactamente igual al consumidor final. Puede que te guste un blanco afrutado, suave, con poco grado, para chatear ahora en verano, y no un vino de 14 grados, que tal vez se prefiera para una comida copiosa. Pero, ¿se fija en eso el consumidor? La mayoría ni lo mirarán, lo que les interesa es que ese vino les guste, no que tenga un grado más o menos. Nadie va a pedir: “Camarero, un vino de 11 grados para el pescado y uno de catorce para la carne…”. Le dirá precio, calidad o lo que sea, nunca grado.

Por tanto, es la oportunidad. Comencemos a pagar la uva por su calidad y repercutirá en el valor de los vinos.

En estos últimos años se ven barbaridades de producción que sacan unos vinos de ínfima calidad. No se puede pagar lo mismo por una uva de calidad, criada con esmero, con producciones bajas o normales, que por uvas procedentes de viñas que salen a 20 kilos la cepa. De esas uvas salen vinos sin cuerpo, sin ‘chicha’, sin nada. Y el productor ve que, al acudir al mercado, ese vino no se lo pagan al mismo precio, en muchos casos, ni se lo compran.

Lo he dicho muchas veces, hay que diversificar precios y el que quiera producir 20 kilos que sepa que el destino de sus uvas será, por ejemplo, mostos o alcoholes. Esa uva no se podrá pagar igual si se vende por camiones y a esos destinos, que si es una uva de calidad y se vende en botella.

Por tanto ánimo desde aquí a todas las bodegas que se animen a implantar esta modalidad, más justa, más equitativa, que seguro que nos hará ganar en calidad a nuestros vinos.