Inicio / Nuestras Firmas / La vendimia ya está aquí (y yo con estos pelos)

La vendimia ya está aquí (y yo con estos pelos)

Por Vicente Sánchez-Migallón Sánchez-Gil

El 27 agosto, 2014

Ya podemos dar por comenzada la vendimia en muchas regiones productoras de España. El año pasado recordábamos cómo a lo largo de los años ha cambiado la forma de recepcionar la uva, por causa principalmente de la vendimiadora, y no nos referimos a la mujer del campo, con fuerza y ganas de trabajar en la vendimia, sino a la máquina de vendimiar.

Hay que estar muy preparados para lo que se viene encima. Recepcionando la uva por este medio se podría vendimiar en muy pocos días, pero hay que hacer una buena planificación y las instalaciones tienen que estar preparadas para ello, si no la calidad de la uva se verá mermada y aquello que pierdas en vendimia no lo podrás corregir posteriormente.

La reconversión del viñedo ha sido tan importante que ya podemos decir que la mayoría de uva que se recoge es de viñedo emparrado, y casi la totalidad se recoge con máquina de vendimiar. Personalmente, he podido observar desde la primavera cómo una empresa en Manzanares no ha parado de traer y vender máquinas vendimiadoras. Le doy la enhorabuena por el agosto que ha realizado, hay que saber estar en el sitio y a la hora conveniente. Es impresionante cómo la viticultura ha cambiado en este sentido.

En España, hemos pasado de tener 200 máquinas en 2001 a unas 2.000 máquinas en 2012, y durante los años 2013 y 2014, estimo que se ha podido incrementar un 50% el número de máquinas de vendimiar, es decir más de 3.000 unidades y subiendo.

Uno de los problemas que veo en las máquinas, que ya están trabajando a destajo, es que la limpieza de la misma debería ser escrupulosa y debería haber un control sobre ello. Los mostos-uva que llegan a la bodega en caso de que la higiene no fuera adecuada podría ser muy problemática para el enólogo de la bodega. Además, debe haber un diálogo entre ambas partes e inclusive la vinificación debe empezar ya en la vendimiadora y su transporte, añadiendo aquello que sea necesario para una recepción adecuada de la uva en la bodega.

Unos amigos franceses a los que recientemente acompañé a visitar bodegas (y no turística sino profesionalmente) me comentaban lo sorprendidos que estaban con el cambio producido en el campo en tan poco tiempo. No hay lugar en el mundo en el que esté ocurriendo algo así. Además estaban aún más sorprendidos por las inversiones que se estaban realizando en las bodegas, millones de euros, a un ritmo de millón por mes, ya que las prisas y las ayudas no dan tregua. Me decían que no había en el mundo, en estos momentos, tal vitalidad para invertir, por lo cual observo que la frase de “y yo con estos pelos”, en Castilla-La Mancha, no es válida, ya que con la cosecha obtenida el año pasado y sus consecuencias, se han puesto las pilas en prepararse para recepcionar adecuadamente la vendimia.

Nos jugamos todos mucho. Me preocupan las salidas de tono en los medios nacionales con grandes titulares y que estropean la imagen de un sector que tiene mucha importancia para el mundo rural (“España se harta de vino”, El País, 25 de agosto de 2014). Leyendo los comentarios vemos que hay personas que empiezan a tener inquina y hay que darle un giro, el sector debería preocuparse y mucho, realizando iniciativas a favor de la cultura del vino.

Por ello, controlemos los rendimientos, controlemos nuestros acuíferos dentro de nuestras posibilidades, hagamos calidad, produzcamos lo que se vende, no producir por producir…

Hablaba el año pasado de la burbuja vitícola y de los problemas que podría acarrear; la tenemos encima, aún no ha estallado, hagamos un estallido controlado y pongámosle bemoles. Si no, no podremos absorber todo lo que se está restructurando.

Los políticos, las organizaciones representativas ya tienen consciencia de ello, démosle la forma, no esperemos a que los acontecimientos produzca un tsunami.

Preveo que dentro de cinco años pueda existir un nuevo tipo de agricultor que trabaje con todo mecanizado y que además será capaz de trabajar su uva de una forma muy automatizada, comercializando él mismo su vino, de una forma muy precisa y con reducción de costes que pueden hacer un futuro vinícola prometedor. Esto lo digo en contra de aquellos que ven un panorama de integración y de sólo 5 grupos, creo que es importante que existan estos últimos, pero, por la diversidad de la viticultura, también esta nueva posibilidad que, por cierto, Pablo Ossorio ha sabido definir tan bien con sus “Bodegas Low cost”.