Marco de Jerez: a la búsqueda de soluciones para los excedentes

Los excedentes de vino en las bodegas del Marco de Jerez debido al dilatado estado de alarma, que llevó a la suspensión de las ferias primaverales y al cierre de los establecimientos hosteleros, ha originado un serio problema que afecta a todo el sector y que se verá muy seriamente agravado con el inicio de la próxima campaña.

Aunque la vendimia de 2020 apuntaba a una cosecha corta, incluso menor a la de 2019 que ya de por sí resultó muy limitada, el muy favorable desarrollo climatológico de la primavera hace prever que la vendimia de este año superará con creces a la anterior, aumentando el grado de preocupación de bodegueros y viñistas. Aunque quizás con cierta exageración, los excedentes de vinos dentro del Marco de Jerez han sido cuantificados en más de 30.000 botas, (15 millones de litros), un volumen equivalente a la mitad de las ventas totales de 2019.

Para hacer frente a tan complicada situación, las organizaciones sectoriales -patronal bodeguera Fedejerez, las cooperativas y los viñistas independientes de Asevi-Asaja- han iniciado sus primeros contactos con el fin de lograr un acuerdo consensuado que permita repartir las cargas, coincidiendo en la urgente necesidad de adoptar medidas que mitiguen el exceso de cosecha de este año, entre ellas, reducir la calificación de uva permitida por el reglamento del Consejo Regulador, una medida que supondría el establecimiento de compensaciones en el precio de la uva. El destino de parte de la nueva vendimia a la elaboración de mostos azufrados y el insistir ante la Administración para el establecimiento de ayudas a la destilación, destinándose estos alcoholes tanto al encabezamiento de los vinos como para la elaboración de brandies.

Algunas voces defienden abordar la situación más allá de la actual coyuntura y encarar el problema con una visión de futuro que permita dar respuesta a los grandes males que arrastra el Marco de Jerez desde hace décadas.

Algunas voces del sector bodeguero y productor defienden abordar la situación más allá de la actual coyuntura y encarar el problema con una visión de futuro que permita dar respuesta a los grandes males que arrastra el Marco de Jerez desde hace décadas. Entre otras soluciones se pide ampliar la zona de crianza y el uso de la variedad palomino para la obtención de productos complementarios utilizados en la elaboración de los vinos protegidos por las Denominaciones de Origen Jerez-Xèrés-Sherry y Manzanilla de Sanlúcar de Barrameda que hasta ahora se elaboran en otras zonas vitivinícolas.

José Ramón Estévez, presidente del Grupo Estévez, escribía hace unos días en una tribuna de Diario de Jerez: “Ha llegado el momento de que el Vino del Marco de Jerez dé un paso adelante y acuda a una cita que tiene pendiente con su historia: no tiene sentido que estemos hablando de que la caída de ventas como consecuencia del coronavirus puede originar unos excedentes de unas 30.000 botas, que lógicamente son un lastre inasumible para ejercicios venideros, y que sigamos introduciendo en el proceso de elaboración de nuestros vinos productos complementarios (básicamente alcohol vínico y mostos concentrados rectificados) que no proceden de nuestra propia uva. Son muchas las voces que llevan años pidiendo que desaparezca esta práctica –la mía entre ellas- pero también las de organizaciones agrarias como Asaja-Cádiz o Coag– y que ‘todo el líquido’ que va en una botella de Jerez o Manzanilla sea 100% Jerez.”

Para Estévez ha llegado la hora de actuar con la mayor resolución para afrontar los problemas que aquejan al Jerez o la “covid-19 acabará siendo la filoxera del siglo XXI”.

José Carlos García Rodríguez

Enólogo, escritor y periodista.