
La actividad agrícola será una de las más afectadas por los efectos del cambio climático. De hecho, ya se está viendo afectada por el aumento de las temperaturas, el recrudecimiento de determinados fenómenos atmosféricos o por, incluso, segundas floraciones. España, con alrededor de un millón de hectáreas dedicadas al cultivo de la vid, será uno de los países vinícolas que más deberá luchar contra estos cambios así como mediar para evitar su desarrollo.