Vendimia 2018: Fiesta desigual con mayor producción
Reza un dicho popular que cada uno habla de la fiesta según le va y que la alegría viene por barrios. Algo de eso debe pasar en el mundo del vino cuando hemos pasado de la furia y algarabía primaveral, con lluvias tan oportunas como esperadas, en toda España, al temor de que la cosecha no sea tan excepcional como se preveía. Y todo ello, pese a un factor que tener en cuenta tras dos años de importante sequía, especialmente, en el centro y el sur donde las vides han sufrido de lo lindo.
Leía el otro día en un medio regional que la cosecha de 2018 iba a ser mucho menor de la esperada. El motivo: Rioja, “región vitivinícola por excelencia”, había tenido muchas lluvias que están retrasando la maduración lo indecible, había sufrido tormentas y tenía problemas de humedad que podrían elevar el índice glucónico de las uvas. Todo ello cierto, como también lo es la excelsa calidad de sus vinos, pero la producción de La Rioja, en un año bueno, supone el 8% de la cosecha nacional. El pasado año, sus 1,7 millones de hectolitros, suponen una producción en comparación con la cooperativa de Tomelloso (Ciudad Real) que llega a elaborar 220 millones de litros.
Y esto no es ni bueno ni malo. Es, sencillamente, la realidad. España se prepara para una cosecha buena que podría oscilar entre 43-44 millones de hectolitros de vino y mosto, de los que entre 21 y 23 millones corresponderían a Castilla-La Mancha, que salvo temas puntuales y algunas tormentas, comienza a recoger lo que será una cosecha media/alta, según las primeras impresiones.
España se prepara para una cosecha buena que podría oscilar entre 43-44 millones de hectolitros de vino y mosto, de los que entre 21 y 23 millones corresponderían a Castilla-La Mancha.
Frente a estas noticias, algunas áreas del norte de España como La Rioja o determinadas zonas de Castilla y León y Navarra podrían tener problemas de maduración y de humedad, amén de algunos brotes de mildiu producto del año que hemos tenido. Y siempre, claro está, con el problema añadido de los daños localizados que pueden causar el granizo o el pedrisco en las tormentas de última hora en cualquier parte.
Se da la paradoja de que la excepcional maduración de la uva en zonas como Castilla-La Mancha, Extremadura, Andalucía o Comunidad Valenciana están alargando el comienzo de la vendimia que se aventura más corta, mientras algunas zonas del norte sufren, además de las puntuales y puñeteras tormentas, las lluvias de última hora que ponen en peligro la maduración y la llegada feliz de la uva a los lagares. Sin embargo, todas las noticias de unos y otros prevén una cosecha superior a la del pasado año, ligeramente en las áreas donde más está lloviendo y mucho mayor en el resto, que coincide con las zonas mediterráneas y al sur de Madrid.
En consecuencia, la fiesta parece buena en general. Solo hace falta que los precios satisfagan al grueso del sector y no creen, como casi todos los años, conflictos difíciles de atajar. Y es que nuestro sino sigue siendo, en gran medida, el mercado exterior, que tan de cara se puso en un año de escasez universal como el que acabamos de pasar.
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José Luis Murcia
Periodista. Presidente de AEPEV-FIJEV.
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Periodista. Miembro de AEPEV y FIJEV
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