EMBOTELLADO DE VINO JOVEN (y X): El embotellado propiamente dicho (y V)

La semana pasada quedó el vino debidamente cerrado; si seguimos línea de embotellado abajo sólo queda “vestirlo”. No es un exceso reiterar que las bodegas venden “vino embotellado” y etiqueta, cápsula, caja y pallet también son “calidad”.

La parte de imagen y diseño se supone que la hacen otros profesionales adecuándose a lasnormativas vigentes de la Unión Europea, de los diferentes países, miembros o terceros, y de los distintos Consejos Reguladores u otros organismos nacionales y autonómicos, normativa que sería bueno ir estandarizando. También es frecuente que desde los departamentos comerciales o de marketing pidan datos, catas u otros textos para el etiquetado e incluso hacen que las firme el enólogo ¡Peligro! ¡Cuidado con lo que firmas! ¡Que en Internet queda todo para siempre! Hay contraetiquetas que van de lo cómico a lo patético y algunas caen en lo pornográfico. Todos conocemos ejemplos y no voy a citar ninguno, pero se podría crear una cuenta en Facebook con ejemplos aportados por los “followers” y sería un bombazo.

Hay que tener mucho cuidado, pues en un restaurante el sumiller o el camarero pueden orientar, o incluso prescribir, el vino que estimen más adecuado para el consumidor; pero en una tienda o en un supermercado esto es más complicado. El consumidor final se encuentra con una serie de vinos puestos en fila y para elegir uno cuenta con su conocimiento de marca –recuerdo basado en experiencia propia o comentarios de amigos o expertos, publicidad, etc.-, con el precio y con la imagen de la botella. Esta última, además, suele aportar datos de cata, técnicos, de la bodega que de manera racional o emocional buscan que el consumidor la eche al carro. Por tanto mucho cuidado con lo que ponemos ya que, conseguido que la botella esté en el carro, ahora se trata de que el vino no decepcione las expectativas creadas. Vaya que un vino “normalito” con una presentación de súper lujo y alto de precio da el pego una vez, tal vez dos, tres es complicado.

Del director técnico, o de producción, depende que las etiquetas vayan a su altura, bien pegadas, sin deterioros. Ahora, los nuevos modelos de cadena de suministro, con la ayuda de las nuevas tecnologías, hacen imprescindible una adecuada codificación que, además, sirve para la marcar la trazabilidad del producto de puertas para afuera. También colaboran con la adecuada gestión de stocks por parte de la bodega y de los clientes. Muchas veces es requisito de estos y no hay más remedio que adaptarse o no se vende. Tampoco hay que olvidar que el pallet debe llegar íntegro al cliente. No importa ser reiterativo “CALIDAD es todo lo que ayuda a satisfacer al cliente” y cajas desmanteladas y botellas rotas aportan poco.

Pero tras embotellar una parte del vino joven con todas las medidas enológicas necesarias y con todos los requisitos del Director de Calidad y, lo que es más importante, del cliente cumplidos ¿Qué hacemos con el resto del vino? pues habrá que conservarlo de la mejor manera posible. Si el vino joven no es un “genérico”, “primer precio”, “entrada de gama” sino un producto de calidad debe mantener una homogeneidad entre las diversas partidas de embotellado a lo largo del año. El tiempo es imposible de parar, pero habrá que intentar atenuar su efecto sobre el vino.

La conservación del vino en bodega, en el caso de vinos jóvenes –casi el 100% de blancos y rosados- es un asunto delicado y caro. Hay que jugar con temperatura, oxígeno, potencial redox y mantener un equilibrio delicado para que el vino evolucione de la manera más lenta y favorable. Pero esto merece ser abordado en un capítulo aparte.

Javier Escobar

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Javier Escobar de la Torre

Consultor y enólogo
Enólogo que escribe a ratos sobre los temas de los que sabe algo, o eso creo.