Los experimentos en casa y con cava
Este año aunque caiga la Navidad en fin de semana, siempre es fecha para reunirse. Y también es fecha para que el vino, los espumosos y los vinos dulces rieguen a manta nuestras mesas.
Hace unos años vi en el especial de Nochevieja a Alberto Chicote proponiendo mezclar el cava con un chorrito del vino tinto de la comida. Era su propuesta creativa. Lo dijo apenas unos momento antes de las campanadas. Hora de máxima audiencia. Yo estaba en una casa rural perdido por la Mancha y precisamente estaba con unos amigos y rodeado de muchos vinos. Por segundos me indignó su propuesta. Menuda manera de desprestigiar la labor de enólogos. Si hubiese podido, en ese momento, le hubiese hecho un placaje de rugby. Digo rugby porque es el deporte que él practicaba de joven. Y es una manera de tener contacto, pero con elegancia.
Pero no. Me abstuve. Paz y amor. Pensé un poco. Bien pensado él es un cocinero de prestigio. Y un buen cocinero es como un gurú. Es quien nos propone cómo comer mejor. Cuando queremos cocinar para alguien, nos esforzamos en hacer esos platos sabrosos que hemos probado en un restaurante o bar previamente. Incluso es frecuente ver cómo hay gente que pide la receta de algo que les ha gustado. O bien luego la buscamos en internet. Al final en casa, sobre todo en ocasiones especiales, cocinamos lo que hemos probado previamente y nos ha gustado. Por ese motivo pienso que Chicote no estaba haciendo una cochinada, sino que estaba proponiendo algo que puede gustar. Tal vez fuese fruto de la improvisación. Pero si no se rompen ciertos dogmas, tal vez las bodegas no ofrezcan ciertos productos que puede que gusten.
Y ya sacándole punta al tema de Chicote, podría haber hecho en televisión la mezcla fantástica que todo menor de 12 años ha hecho alguna vez en su vida: mezclar Fanta con Coca-Cola.
Hubiese sido un exitazo.
Licenciado en Enología.
Master en Dirección de Marketing y Ventas.
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