God save the King, the Queen, and the wine
El pasado 6 de mayo, llegó el momento que toda la prensa del corazón esperaba. A falta de bodas reales, y con el overbooking de problemas familiares aireados hasta en libros, Carlos III y Camila fueron oficialmente coronados como reyes del Reino Unido. God save the King!
La ceremonia comenzó a las 11 de la mañana (hora local). Todo el mundo estaba expectante delante de sus televisores, y las multitudes se acumulaban bajo el lluvioso Londres, para ver de cerca a sus nuevos Reyes.
Nosotros nos preguntamos, ¿cuánto vino beberían los telespectadores en esas más de 3 horas de retransmisión?. En casa, nos abrimos una botella de Sobrenatural 2016, de Bodegas Menade, que estaba estupenda, y de aperitivo, unos espárragos blancos «volumen brutal». Ya que no estábamos invitados a la celebración, lo disfrutamos en el calor del hogar. Ni tan mal.
Empecemos por el principio. Los reyes británicos recorrieron el corazón de la ciudad, hasta llegar a la Abadía de Westminster, en la que comenzó la ceremonia. Con el grito de «God save the King» («Dios salve al Rey») y el juramento a la Ley y a la Iglesia británica, Carlos III se presentó ante los asistentes como el legítimo rey de Inglaterra. Seguidamente, el monarca tomó asiento en la Silla de la Coronación, construida en el año 1300, y fue ungido con aceite por el Arzobispo de Canterbury, tal y como dicta la tradición.
Tras este ritual, se dio paso a la parte más simbólica de la ceremonia: la recepción de cetros, anillos y espadas por parte de Carlos III y, por supuesto, la colocación de la Corona de San Eduardo sobre su cabeza.
El monarca, ha dicho, en varias ocasiones, que quiere modernizar a la familia real británica, comenzando con una monarquía «reducida» y una coronación discreta. A pesar de ello, el fin de semana no careció de fanfarrias ni ceremonias. Fue coronado en la famosa Piedra del Destino, dicen que en honor a su madre.
La piedra de la coronación, es una losa de arenisca de Escocia de 336 libras, que se dice que ha sido parte de las coronaciones desde el año 700 a.C. Esta, al igual que el nombre del vino de toro, había sido su «Piedra prohibida«, hasta ese momento.
También viajó en el icónico Gold State Coach dorado. Un carruaje que ha llevado a todos los monarcas ingleses, desde 1831, incluida la reina Isabel II. Eso sí, ahora un tanto modernizado, y creemos que con alguna que otra botellita de champán dentro, pero esto no lo hemos podido confirmar.
Westminster acogió solo a 2.200 asistentes, casi 6.000 menos de los que tuvo Isabel II en su coronación hace siete décadas.
Entre ellos estuvieron algunos monarcas europeos, como: los Reyes de España, Felipe y Letizia -que asistieron sin sus hijas, Leonor y Sofía-, o Alberto II y Charlène de Mónaco. También se pudo ver a Jill Biden, primera dama de Estados Unidos, al ex marido de Camila, Andrew Parker-Bowles, con quien la reina consorte mantiene una buena relación de amistad, y al Príncipe Harry, quien asistió sin la compañía de Meghan Markle y sus hijos.
Según Wine expectator, Charles, para honrar a su difunta madre, sirvió vinos de la zona de Ilok, situada en el extremo oriental de Croacia, Iločki podrumi, Traminac (Gewürztraminer) y Hrvatsko Podunavlje Premium 2019. Los mismos vinos (pero no de las mismas cosechas) que mamá sirvió en su coronación 70 años antes.
Isabel se enamoró de los vinos de Ilok en 1953. En su coronación se sirvieron más de 900 cajas de Traminac, del 47 y del 53. De hecho, cuando Carlos y Camila visitaron Croacia en 2016, les regalaron una de las pocas botellas restantes de la cosecha de 1947.
El príncipe William y Kate Middleton, sirvieron en su boda, en 2011, un vino helado Ilok Cellars Traminac . El príncipe Harry y Meghan Markle sirvieron Ilok Traminac Selected Berry Harvest en su boda de 2018.
La realeza británica es muy aficionada al mundo del vino. Por ejemplo, el rey Eduardo VII celebró su coronación con Mumm Champagne, en 1902.
Varios banquetes estatales han visto el respaldo al viñedo de Sussex, Ridgeview, por parte de la familia real. La difunta Reina recibió al presidente Obama en 2011, en el Palacio de Buckingham, donde se sirvió Ridgeview Fitzrovia Sparkling Rose 2004, al que siguieron el ícono de Borgoña, Domaine de la Romanee Conti Echezaux 1990, y el Veuve Cliquot Ponsardin 2002.
Los vinos Veuve Cliquot han sido los favoritos de la realeza británica y se dice que la reina Victoria disfrutó de una copa diaria de VC. Junto con Bollinger, Krug, Louis Roederer y Pol Roger, las casas de champán habrán aumentado sus ventas gracias a la coronación.
Burdeos también entra en el grupo de favoritos de la corona. El Chateau Margaux 1961 se sirvió al presidente francés Nicolás Sarkozy en un banquete en el Castillo de Windsor en 2008. La Reina recibió al presidente chino, Xi Jinping, en el Palacio de Buckingham en 2015, donde se sirvió Chateau Haut Brion 1989.
Por otro lado, Charles III comercializa vino. Highgrove Gardens, antigua residencia del Rey, vende espumosos y champanes de edición limitada:
FORTNUM & MASON CORONATION BRUT SELECTION CHAMPAGNE N.V.
Jacques Picard, pionero de las prácticas sostenibles en Champagne, ha creado esta edición limitada. Elaborado con Chardonnay, Meunier y Pinot Noir, en la zona de la Montagne de Reims. Con tres años sobre sus lías.
En boca, el champán Coronation es vivo, enérgico y fresco, con sabores cítricos crujientes y notas de brioche tostado.
FORTNUM & MASON CORONATION, ENGLISH SPARKLING BLANC DE BLANCS 2016
Fortum Mason & Coronation English Sparkling, ha sido creado exclusivamente para celebrar la Coronación de Su Majestad el Rey Carlos III. Elaborado y embotellado en New House Farm en East Sussex. Este espumoso inglés es obra de Sam Lindo, con 100% Chardonnay. Es fresco, elegante, con fina burbuja, cítrico y con un ligero final tostado.
ROYAL COLLECTION CORONATION 2023, ENGLISH SPARKLING WINE
Nos queda brindar por la Coronación de Su Majestad el Rey Carlos III, con este vino espumoso inglés, que forma parte del exclusivo Royal Collection Trust.
Este vino espumoso añejo es una mezcla clásica de Chardonnay, que actúa como componente estructural. La Pinot Noir aporta cuerpo y profundidad, y la Meunier añade notas florales y afrutadas al vino.
El vino es delicado y redondo, posee una frescura vibrante en el final y una nota mineral persistente.
Directora de La Gaceta del Vino
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