Le Qualité Tasca: cuando el mejor producto se une a un vino diferente
Si ya cada uno de los platos es todo un deleite debido a la excelencia del producto que lo lidera, el placer se duplica con solo mirar su carta de vinos: 39 referencias de bodegas nada habituales, de las cuales, 22 se sirven por copas. El resultado, un maridaje único.
“No conozco ningún vino”. Según María Antón esta es la frase que muchos de sus clientes le dicen después de observar la carta de vinos de Le Qualité Tasca. Una carta que ya sorprende porque en lugar de estar divida en Tintos y Blancos o por Denominaciones de Origen, lo está por bodegas. Y no les vale cualquiera. “Precisamente esa frase con la que entran los clientes es nuestro objetivo: sorprenderles con vinos diferentes, de bodegas pequeñas, para que prueben cosas distintas, también en la copa, no solo en el plato”. A la hora de ofrecer el vino, también demuestran su afán por acercarlo a todo tipo de público y que la gente no tenga vergüenza por pedir otras cosas, por no saber. Así, lanza preguntas tan básicas y fáciles como por ejemplo “¿te gustan los blancos afrutados, secos?”.
Le Qualité Tasca cuenta con una bodega compuesta por 39 referencias, de las cuales 22 de ellas se pueden tomar por copas, lo que facilita hacer distintos maridajes según lo que se vaya a comer.
En cuanto a comida, este pequeño restaurante lleva cinco años sin perder de vista su objetivo fundamental: un producto excelente que viene directamente de productores locales, lo que les permite recuperar sabores perdidos y apostar por la temporalidad del mismo. Así, aunque algunos platos tienen ligeros toques de fusión como son los Tacos deconstruidos de morcilla de León y costilla de vaca asada a baja temperatura, predominan aquellos en los que el producto no está nada manipulado, lo que permite apreciar la calidad del mismo. Dentro de estos es indispensable probar la Pluma Ibérica de Bellota con espaguetis de calabacín y mayonesa de chimichurri, que muy acertadamente la ponen aparte para poder disfrutar del sabor de la carne en todo su esplendor. El Mi-cuit de foie con frixuelos y plátano caramelizado, que también llega todo por separado para que, como bien aconseja María, el cliente pueda saborear primero únicamente el foie, es otra de las grandes sorpresas de la carta. Igual que las Ostras salvajes en vinagreta de albariño de la Bodega Os Dunares y el Relanzón del Mar Cantábrico sobre pimientos asados del Bierzo, dos platos diferentes en el que el primero destaca la presentación de este marisco y en el segundo la utilización de un pescado azul tan poco conocido.
Y como todo en Le Qualité Tasca, el postre también merece un respeto. Sobre todo, la Tarta de Queso hecha con D.O.P. Cebreiro. El mejor cierre para una cocina en la que la excelencia del producto se une a unos vinos diferentes, a un servicio atento y un lugar con todo el encanto. Por desgracia, muy lejos de lo que hoy impera en la famosa calle Ponzano.
Redacción La Gaceta del Vino
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