Fuerteventura, una ventana “mediterránea” en pleno Atlántico

Fuerteventura es la segunda isla canaria en extensión, tras Tenerife, con 1.660 kilómetros cuadrados y cien kilómetros de norte a sur. La habitan algo más de 120.000 personas, muchas de ellas llegadas de Reino Unido, Alemania o Italia al calor de su buen clima y sus interminables playas, que viven en gran parte del sector servicios, aunque su sector primario es cada vez más atractivo, merced a sus horas de sol, sus suelos diversos y su inclinación “mediterránea” en pleno Océano Atlántico.

La tradición agropecuaria de Fuerteventura se ha centrado en productos tan adaptados a sus suelos desérticos y volcánicos como el cereal, el tomate, allá donde la irrigación es posible, y el ganado caprino, generador de carne y de quesos de gran calidad.

Aunque históricamente el viñedo formó parte de su entorno durante muchos años, la necesidad básica de alimentarse hizo que este diera paso al cereal. De hecho, es la única isla canaria que no cuenta con denominación de origen propia, aunque la única bodega industrial, de cierto calado, Conatvs, ha podido adherirse a la DOP Islas Canarias, que abarca al conjunto de las siete islas del archipiélago.

Conatvs, palabra latina que significa esfuerzo, es el proyecto personal de Pedro Antonio Martín Hernández, en Lajares (La Oliva), en el norte de la isla, con varios majuelos que apenas llegan a una hectárea y una bodeguita artesanal, eso sí en plena ampliación, rayana a los vinos de garaje.

Martín Hernández ha realizado un esfuerzo económico importante para llevar el vino de la isla a la excelencia gracias a las placas solares con las que obtiene la energía necesaria para sacar adelante el proyecto, iniciado en 2016 bajo la dirección técnica del enólogo gomero Alberto González, con un amplio bagaje de trabajo en bodegas canarias como Stratvs o El Lomo o en Galicia con Abadía da Cova.

Hernández, propietario del restaurante La Luna, en Corralejo, tiene ahí un buen lugar para vender  sus vinos de los que elabora alrededor de 9.000 botellas con Airam Blanco (listán blanco, malvasía, diego y gual), Conatvs Pink (listán prieto) y Conatvs Tinto (listan negro, listán prieto y tintilla).

La afición al vino es la isla es cada vez mayor. Ahí se encuentra Jacob Pozo, funcionario del Cabildo, presto a comercializar sus vinos naturales Aryga 2022, en un proyecto de turismo rural que abarca el alquiler de casas rurales con la elaboración de vino, aceite y otros productos agroalimentarios. O Almudena Monserrat de León, profesora de educación infantil y primaria, con 250 vides heredadas de su abuelo, con las que elabora vinos en su finca La Vista de Tefía, en Puerto del Rosario, capital de la isla, con las variedades marmajuelo, malvasía y listán prieto.

Pero si importante es el vino, no le va a la zaga el aceite de oliva, cuyas primeras elaboraciones datan de 2006. Luis Hernández Santana posee 8,5 hectáreas de olivar entre Tuineje y Tascamanita donde elabora su AOVE Teguerey, que ha sido elegido Mejor Aceite Canario entre 2020 y 2022. Su finca posee olivos de las variedades arbequina, hojiblanca y picual, y algunos ejemplares de cornicabra, gordal y manzanilla. Producto vecero donde los haya, Hernández elabora unas 25 o 30 toneladas los mejores años, además de trabajar a maquila para otros oleicultores. Algo que hace también la almazara del Cabildo donde, bajo la dirección técnica de Tanayra Rodríguez, se han producido este año 13 toneladas de manera gratuita para aquellos oleicultores que han llevado allí su aceituna a molturar.

Importantes son también el proyecto turístico rural de José Santana Doramas, con su finca rural La Gayria de 5,5 hectáreas que data del siglo XVIII donde elabora aceites con la variedad verdial o Tres Olivos Hacienda Jiménez con sus aceites de picual y arbequina en La Antigua. Expresión en todos los casos del producto de proximidad como riqueza gastronómica de Fuerteventura.

José Luis Murcia

Periodista. Miembro de AEPEV y  FIJEV