FENAVIN ratifica su consolidación en su VI edición

A estas alturas no es para nadie un secreto el éxito de la Feria Nacional del Vino (FENAVIN) que este año celebra, entre los días 10, 11 y 12 de mayo, su VI Edición sobre un espacio total cercano a los 30.000 metros cuadrados que, según fuentes de la

De esta forma, la oferta se ciñe nada más y nada menos que a casi 1.200 bodegas procedentes de todos los rincones de España y que suponen, ahí es nada, el 25% del total de empresas que operan en nuestro país, según datos ofrecidos por la Federación Española del Vino (FEV), que preside el castellano-manchego Félix Solís Yáñez.

FENAVIN nació de la nada gracias al impulso de la Diputación Provincial de Ciudad Real y al apoyo, en mayor o menor medida, de otras instituciones públicas y privadas que entendieron la proyección que un evento de este tipo supone para una provincia como Ciudad Real, tanto desde el ámbito del turismo como el que concierne a la imagen pública de sus vinos.

El éxito de esta Feria, que poco tiene que envidiar a muchos de los eventos internacionales que se celebran por medio mundo, se debe, en gran medida, a la magnífica gestión desarrollada por su director, Manuel Juliá, y a su objetivo de que una feria se mide por el número de compradores y el volumen que estos mueven que acuden a ella, ya que llenar huecos, y más desde una institución pública, es fácil. Y con dinero más. Pero en este caso, los cimientos sobre los que se ha edificado FENAVIN son tan sólidos porque cuenta con una nutrida presencia de compradores que son, en definitiva, lo que garantizan el negocio.

El anuncio de que los expositores podrán contar con la presencia de más de 6.000 compradores, cifra que ya se dio el pasado año, procedentes de medio centenar de países, es la garantía de continuidad de una feria que lleva el nombre de Ciudad Real por los rincones del negocio vitivinícola de los cinco continentes.

Pero es que, además, FENAVIN tuvo la buena idea de crear una feria nacional del vino. Podría haber cometido la catetada de haberse quedado en uno más de los múltiples certámenes locales, provinciales o regionales que existen por toda España, por no decir por todo el mundo. Sin embargo, tanto la Diputación Provincial, como entidad que lo apoya, como el director general del evento supieron jugar bien sus cartas y apostaron por una defensa solidaria e integral del sector del vino embotellado de toda España. Esta decisión no sólo ha permitido consolidar la feria sino que ha situado claramente a Ciudad Real en el mapa, gracias también, todo hay que decirlo, a las magníficas infraestructuras (entre ellas el AVE) con que cuenta la ciudad desde 1992.

La VI Edición de FENAVIN no es una más. Llega en un momento clave, con la economía española hundida y con muchas bodegas y cooperativas en sus días más amargos. Y eso, precisamente eso, la hace más grande e importante para todos. Generar riqueza es una obligación tanto de los agentes económicos como de las instituciones públicas. Invertir el dinero de todos en eventos que contribuyan a la mejora de la calidad económica de los ciudadanos es algo más que un deber. Un deber que, en el caso de FENAVIN, queda bien reflejado.

José Luis Murcia

Periodista. Miembro de AEPEV y  FIJEV