Nos dejó Pedro Vivanco, historia viva del vino de Rioja

La Navidad nos llegó con la fatídica noticia del fallecimiento de Pedro Vivanco Paracuellos, auténtica memoria viva del vino riojano, a los 70 años de edad, tras una vida dedicada al sector del vino, al trabajo empresarial, sin descanso ni tregua, del fruto de la vid y al enaltecimiento de la tierra que le vio nacer.

Tercera generación de una familia de vinateros, Vivanco, nacido el 14 de diciembre de 1946 en Logroño, dio sus primeros pasos en el mundo del vino en la bodega de su abuelo, también llamado Pedro, en la bodega familiar de Alberite. Allí, en la segunda mitad del siglo XX, se forjó como hombre del vino gracias al comercio de los graneles. Su abandono prematuro de los estudios, para ponerse a trabajar en el negocio familiar, no fue obstáculo para que se decidiera a estudiar Viticultura y Enología en Requena donde obtuvo el título en 1971.

Uno de sus pasos empresariales más importantes lo da en 1985 con la adquisición de unos terrenos en Briones, uno de los municipios más fecundos para el viñedo de toda la Comunidad Autónoma. Allí en 1990 inicio la puesta en marcha de su bodega, Dinastía Vivanco, que posteriormente se complementaría con el Museo del Vino de La Rioja.

Tras un arduo trabajo comercial de compra-venta de vinos a granel por distintas bodegas de la región, Pedro impulsó su propia bodega, de forma paralela a su participación como accionista en diversos grupos riojanos como Olarra, Heredad de Baroja, Carlos Serres, Paternina o AGE.

Su famosa frase de “devolver al vino, lo que el vino nos ha dado”, lo plasmó en su Museo, como muestra universal de libros, prensas, sacacorchos y piezas etnográficas, adquiridos en sus viajes por todo el mundo para complementar una muestra sobre el sector. Ese amor por la cultura lo impulsa junto a su esposa Angélica Sáenz, hija de bodegueros de Alberite, y gran aficionada a la pintura.

De trato afable y cercano, Pedro Vivanco recibió en vida reconocimientos tan importantes como la Medalla de Oro al Mérito en el Trabajo, la Medalla de La Rioja y la máxima distinción de la Federación Española de Asociaciones de Enólogos.

Sus hijos Rafael, desde el mundo de la enología, y Santiago, desde el impulso cultural, son ya la cuarta generación que refuerzan la continuidad del negocio familiar de quien, por mérito propio, ha escrito con letras de oro una parte importante de la historia del vino de La Rioja. Descanse en paz.

José Luis Murcia

Periodista. Miembro de AEPEV y  FIJEV