A la Interprofesional del vino solo le queda nombrar una Comisión

Los grandes expertos en política saben que cuando algún asunto no interesa que salga adelante, lo mejor es nombrar una Comisión, que ya se encargará ella de enterrarlo.

Si hacemos caso a la nota de prensa emitida por la Organización Interprofesional del Vino (OIVE), a sus integrantes (ASAJA, UPA, COAG, Cooperativas Agroalimentarias de España, Federación Española del Vino y Asociación Empresarial de Vinos de España) solo les ha faltado nombrar una Comisión para decidir sobre cómo homologar un contrato-tipo que regule el pago por calidad, y no solo por cantidad, de la uva. Y todo ello hasta que llegue un cosechón como el de 2013 y comiencen todos a acordarse de Santa Bárbara y a pedir árnica al Estado o a la Unión Europea.

Se pusieron de acuerdo, eso sí, en la recaudación de fondos para la extensión de norma y en actuar junto a la Conferencia Española de Consejos Reguladores Vitivinícolas (CECRV), para invertir los cinco millones de euros que saldrán de los bolsillos de los empresarios y cooperativistas del sector. Y ahí, sí, miren ustedes por dónde, los miembros de la recién estrenada Interprofesional han acordado crear una Comisión de Marketing.

La parte positiva de este asunto es que los nuevos actores cuentan ya con un precedente de cómo no se debe hacer una campaña a favor del consumo moderado de vino. La gestionó hace unos años la Federación Española del Vino (FEV) y a la vista están los resultados… Si alguien pensaba que con hacer libritos de recetas con famosos, famosillos y famosetes y poner anuncios en periódicos y revistar generalistas de tirada nacional iban a conseguir incrementar el consumo de vino entre los españoles es que son muy ingenuos… Y las cifras de consumo nacional hablan por sí solas.

La nueva Interprofesional tiene ante sí un reto, un auténtico reto. En primer lugar, se hace necesario incrementar el número de vinos españoles que son objeto del deseo por parte de los consumidores y de los creadores de opinión. En segundo lugar, los Consejos Reguladores tienen que tener cada vez más claro que son auspiciadores de la calidad, por encima de normas absurdas, y del control de calidad, más allá de si un vino pasa un mes más o un mes menos en barrica o si la etiqueta es blanca, rosa o azul o está torcida o derecha. Y, a partir de ahí, debe tenerse muy claro en qué se emplea cada euro de promoción y que beneficios va a retornar en forma de mayor consumo.

Conseguir un acuerdo sobre un contrato-tipo para la compra de uva y vino es el gran paso que todos deben dar. Y deberían hacerlo antes de que comience la campaña de vendimia para ofrecer a la sociedad en su conjunto una imagen de unidad y bien hacer. A la par, deben tomar iniciativas, con ayuda de los políticos, como una declaración de Bebida Nacional, tal y como han hecho Argentina y Uruguay, que ha traído como consecuencia el incremento moderado del consumo en ambos países. Y otras muchas iniciativas, que muchos de ustedes estarán barajando porque son de pura lógica, que deben salir de las sesudas mentes de los integrantes de la Comisión. Pero a aprender, a la escuela.

José Luis Murcia

Periodista. Miembro de AEPEV y  FIJEV