Intereses creados, ¿errores o engaños?
Nunca entenderé por qué se hacen determinadas declaraciones que de sobra se sabe, que pueden influir en el mercado. Sobre todo cuando vienen de personas o asociaciones a las que se les presupone que saben lo que dicen.
Nos enfrentamos a unos días, semanas y meses en los que el baile de números en cuanto a la cantidad de cosecha, las informaciones sobre la calidad de lo que viene (siempre buena), y otras noticias del sector, varían enormemente en función de quién y cómo se digan.
Desde mi labor informativa y por la experiencia acumulada, evito influencias exteriores, la mayoría de las veces, interesadas. Es más, cada año tengo la tentación de ir recopilando estas noticias y luego, cuando se sepa la verdad, sacarlas y decir que tal asociación, tal sindicato o tal persona, en tal fecha dijo que habría tal cantidad de cosecha, cuando la realidad ha sido tal otra. Así se desmontarían tales declaraciones, o por lo menos se llamaría la atención de quienes las realizaron. Además este tipo de noticias suelen proceder siempre de los mismos sitios.
Con este tipo de informaciones, irreales, sólo se consigue perder la credibilidad por parte del sector. Cuando salen cifras, siempre se pregunta el origen del dato y en función de quién sea, directamente se ignora, porque ya se sabe que no son datos de fiar.
También conducen a errores que pueden salir muy caros económicamente. Empresas que se puedan creer que, en función de cómo se diga que viene una cosecha, compren o vendan en base a datos erróneos.
Despistan al mercado totalmente, incluyendo a las exportaciones. El importador ajusta su oferta o demanda y también puede estar engañado.
¿Y qué consiguen? Nada, sencillamente nada, quedar como unos simples manipuladores, mentirosos y con falta total de crédito y fiabilidad ante las personas. Una pena.
Todos nos podemos equivocar y nos equivocamos, de eso no hay duda, pero cuando ves que hay quien siempre se “equivoca” y siempre en el mismo sentido, ya es sospechoso, más cuando no existe rectificación posterior.
Yo podría decir que este año espero una cosecha, por ejemplo, de 45 millones de hectolitros, y luego, en función de las lluvias, las temperaturas o un ataque de mildiu, rectificar y decir que cambio la cifra a 40 por las circunstancias, o al revés. Así, justifico cualquier cantidad afirmada a meses vista. Por que, quien da ya números de vendimia terminada, en el mes de mayo, puede acertar o no, pero si lo hace será de casualidad.
En estos momentos, y esto sí va en serio, yo veo una muestra muy buena, abundante, la sequía, por la cantidad llovida y en el tiempo que ha llovido, con la primavera avanzada, se da por superada en la mayor parte de las zonas donde más peligro tenían, y por tanto espero una cosecha superior a la pasada Y nada más, ya que con estos datos, que al día de hoy son reales, te puedes hacer una composición de lugar, pero mañana puede caer una tormenta en un sitio o venir un ataque de mildiu, un verano desastroso y de lo dicho no quedaría nada, por lo que habría que cambiar el pronóstico.
Termino diciendo a toda esta gente, que ya da cifras, que intente rectificar, que sea seria y no engañe a quien se fía de ellos. Esa forma de actuar no es buena para nadie y menos para el sector del vino; que aconsejen bien, que lo saben hacer, sin duda, y que no crean que por decir “hay mucho” o “hay poco” van a hacer cambiar el curso de los mercados. Pueden engañar a uno una vez pero no a todos todas las veces como reza el dicho. Y siempre en la vida es mejor ir con la verdad por delante, es la única manera de ganar credibilidad en el mercado.
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