La campaña pasada comercializamos más vino que el que elaboramos
Siempre es una buena noticia el balance entre producto elaborado y producto comercializado. Si es mayor, es bueno para el sector al reducir excedentes.
Según los primeros datos que tenemos, si la pasada campaña elaboramos 43,6 millones de hl (es cierto que últimamente el MAGRAMA da algo más de 44 millones, pero cojamos la cifra de 43,6) y los excedentes a 31 de julio han sido de, aproximadamente, 31,5 millones de hl. Reduciéndose en unos 2,5 millones de hectolitros los excedentes, supone que, matices aparte, en la campaña pasada hemos comercializado entre 45 y 46 millones de hectólitros. Es decir, hemos comercializado más de lo elaborado, contando consumo interno, exportaciones, mostos, alcoholes, etc., el conjunto global de todos los productos y derivados de vino y mosto.
Si esta campaña tendremos sobre 42 millones de hl (no es un dato oficial, es un ejemplo, aunque estará cerca), y las cosas nos van igual de bien, podremos reducir los excedentes en unos cuatro millones de hectolitros más, cosa que nos puede beneficiar enormemente. Aunque aún así, tendríamos unos excedentes de unos 28 millones de hl. Lo que hay que ver es el desglose para saber cuánto vino de esta cantidad es de guarda, del que cada año se guarda para crianza, reservas, etc., y cuanto es de mesa, sin indicación geográfica, que es el que verdaderamente debe contar como excedente real, ya que el otro no es excedente, al ser un vino que reposa cada año mientras otra añada anterior sale a la venta y es por tanto una cantidad necesaria y más o menos, equilibrada. Normalmente y según añadas, esta cantidad está entre los 20 y 24 millones de hl. Por lo que los excedentes “reales” de vino no serían tanto.
Ahora bien, hay que tener en cuenta que la campaña pasada exportamos 24,5 millones de hl. Sí, pero el precio del vino blanco bajó a lo largo del año sustancialmente, y esto lo notaron los mercados internacionales a la hora de comprarnos más cantidad. También hay que tener en cuenta que Italia tiene más cosecha, por lo que nos puede y nos hará, competencia en los mercados, quitándonos algo de cuota. Francia, aunque tiene algo más, también; no creo que baje en las compras que nos hace, y se quedará en cantidades parecidas a las de la campaña pasada. Por tanto, los mercados de terceros países son los que nos deben preocupar más, y estos, en su gran mayoría, se rigen por el precio de los vinos en una proporción alta. China, por ejemplo, es cierto que cada vez compra más vino de calidad y de precio medio-alto, pero la gran masa es de vino a granel y a precio igual que, por ejemplo, Rusia.
Por tanto, euforia, sí, pero contenida. Las cosas marchan bien, hemos tenido dos cosechas seguidas que podríamos denominar de calidad baja o normal-baja según el potencial que tiene en estos momentos España, y unas calidades muy buenas. Por tanto, aprovechemos la coyuntura, pero sin pasarnos, así podremos abrir nuevos mercados y que se fidelicen y sean estables, que es lo que más nos interesa para cuando vengan otros tiempos peores.
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Javier Sánchez-Migallón
Director Ediciones Albandea y El Correo del Vino
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