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El vino envasado, al poder

El 23 junio, 2015

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Desde que Rafael del Rey, director general del Observatorio Español del Mercado del Vino presentó en la Feria Nacional del Vino (FENAVIN), de Ciudad Real, un estudio sobre la trayectoria del vino italiano que ha pasado en 15 años de ser un exportador neto de vino a granel a trasladar buena parte de su valor añadido al embotellado, varios expertos se han posicionado sobre este asunto que ya colea desde hace años.

Recientemente, Félix Solís, uno de los industriales más importantes del vino en el mundo, ha hablado sobre este asunto. Dada su trayectoria de envasador, desde el modesto brick hasta vinos de gama media, el empresario valdepeñero de adopción, e infanteño de origen, considera que la función que él realiza es un camino para obtener mayor valor añadido, aunque reconoce que no será posible acabar con el granel de la noche a la mañana cuando hay 400.000 familias que dependen de él.

Carlos Falcó, Marqués de Griñón, se ha alineado con las tesis más duras de la Federación Española del Vino (FEV), junto a José Luis Bonet y otros bodegueros, que abogan, no sé con qué instrumentos, por la eliminación del granel y la entronización del envasado. No sé si mediante la prohibición, el establecimiento de aranceles prohibitivos o la creación del vino como un artículo de lujo al que solo tengan acceso ricos y marqueses. El caso es que todos piensan que un cambio de orientación dará sus frutos.

En la discusión, como es habitual, han entrado también gerentes de cooperativas, enólogos en ejercicio, periodistas…Y como es lógico hay opiniones para todos los gustos. A nadie se le escapa, igual que ocurre en gastronomía, que el paso del vino lo marcan sus mejores botellas. Igual que Ferrán Adriá ha abierto muchas puertas a los chiringuitos que ofertan chorizos, morcillas o espetos de sardinas, Vega Sicilia, Pingus o Artadi, por poner tres nombres, han hecho lo propio con el resto de vinos españoles, entre ellos los más modestos.

Pero el problema no es si España elabora más o menos vino embotellado, ya que la botella no determina la calidad del vino, sino cuánto vende, cómo y dónde. Decía Rafael del Rey que más peligroso que vender granel en el exterior es vender embotellado de baja calidad. Justo esa aseveración no ha sido realizada, en ningún caso, ni por Carlos Falcó ni por los responsables de la FEV. Y ahí sí existe un problema.

España debe incrementar su porcentaje de envasado en años normales. Pero eso significa que en años de sobreproducción el porcentaje de ventas a granel va a subir, salvo que se planifique con anterioridad la cantidad de mosto y alcohol para uso de boca que se va a elaborar. Y eso siempre trae como consecuencia una bajada de precio por la ley de la oferta y la demanda. Hay élites empresariales que son liberales cuando les conviene y proteccionistas cuando les afecta a su cuenta de resultados, ¿en qué quedamos?

Hagamos buen vino, de calidad, y aprovechemos plataformas como Fenavin o Enofusión en España para dar a conocer la gran realidad de nuestros vinos. Y elaboremos también vinos a granel de calidad, con denominación varietal, geográfica o denominación, para conseguir mejor valor añadido y aprovechemos plataformas como la World Bulk Wine Exhibition de Ámsterdam. Y nos acercaremos a Italia. Aunque si alguien sueña vender su espumoso a la media del champán o su vino con crianza a la de los cru classés bordeleses o de los grandes vinos de Borgoña es mejor que deje de beber y se ponga en manos del psiquiatra.