Modas que importan

Las modas, desde el punto de vista gastronómico y/o enológico, acaban llegando a nuestro país, aunque algo más tarde que en el mundo anglosajón, que nos va colando todos estos aires como avanzadilla a golpe de película.

Es el caso de “El Chef”, donde nos sumergimos en el fenómeno del food truck, corriente que ya tuvo un importante guiño en la pasada edición del Salón del Club del Gourmet, donde había una zona delimitada para comida rápida elaborada en las propias furgonetas. Está claro que si los yankis se empeñan en algo acaban consiguiéndolo poniendo en marcha toda su maquinaria.

Algo similar, aunque en este caso más próximo al vino, ha hecho recientemente Miguel Torres con “The Torres Wine Tour”, cuyo objetivo es acercar el mundo del vino a los no parroquianos y fomentar muchas más situaciones de consumo, ampliando el abanico de las convenciones sociales que no entenderíamos sin una botella de vino en nuestra cultura. Y seguramente sería cuestión de acabar con parte de la parafernalia y de la distancia que hemos creado artificialmente en torno al vino, haciendo hincapié en todo lo que tiene de hedonista.

Más allá de sus connotaciones hippies de sacar una furgoneta mítica a la calle (en este caso la Citroen HY de 1964), la iniciativa de Miguel Torres, bodega referente en medios sociales en mi opinión, tiene su encanto y su posible retorno en comunicación e imagen, porque está claro que no es una iniciativa que pretenda obtener un beneficio económico a corto plazo.

Por otro lado, este pasado fin de semana he podido ver en primera persona otra demostración de acercar el vino y sus derivados al gran público, con una degustación simultánea en diferentes locales realizada por Félix Solís Avantis, dando un paso más en la presentación en sociedad de su sangría de vino rosado con burbujas “Frissé” que tuvo lugar en la pasada edición de FENAVIN, en una puesta en escena muy cuidada con barricas decoradas, enfriadores y la propia vestimenta de los azafatos y azafatas de promoción.

Está claro que cualquier lugar y momento puede ser propicio para disfrutar de un buen vino. Recuerdo una conversación con David Lorenzo, el enólogo de Ibizkus, en la que me comentaba que entraban en todo tipo de discotecas y salas de fiestas en Ibiza de la mano del mismo distribuidor del Moët Chandon para vender así considerables botellas de este rosado singular que se comercializa con exclusivo tapón de cristal. Desgraciadamente, las discotecas no se caracterizan por tener una buena carta de vinos, pese a que muchos preferimos alargar el consumo de vino hasta altas horas de la madrugada, teniéndonos que decantar por un Martini, que, al final, también es vino. A esas hora, cuando era joven, a un amigo mío se le ocurría pedir un vaso de leche y siempre le miraban mal.

“The World’s 50 Best Restaurants”

Siguiendo con eventos, Pago Los Balancines ha participado en Londres en uno de los mayores eventos gastronómicos a nivel nacional, “The World’s 50 Best Restaurants”, donde El Celler de Can Roca ha vuelto a salir como el mejor restaurante del mundo y en el que han participado más de 700 asistentes, entre chefs, periodistas especializados y restauradores, que pudieron degustar diferentes vinos de esta conocida firma extremeña, surgida en 2006 y que se ha convertido en todo un referente de calidad, partiendo desde el cuidado de las 52 hectáreas de viñedo propio  en la que se cultivan las nueve variedades que intervienen en su elaboración.

En una iniciativa plausible, al igual que hace unos meses hizo la bodega Dehesa de Luna, a una serie de periodistas nos han dado la posibilidad de degustar uno de los vinos de Pago de los Balancines, con un especial empeño de hacerlo llegar al tiempo que se celebraba el citado evento en el Reino Unido. Está claro que se nota la mano de profesionales que hay detrás, en este caso de la Directora General desde hace unos meses, Ana Hernández Calvo, a la que tuve la oportunidad de conocer en su paso por Peñín, firma de la que han salido numerosos profesionales para el sector.

Sea moda, o no, lo que sí deberíamos hacer es consumir más vino en nuestras horas de asueto, ya sea por imitación o por convencimiento.

José Luis Martínez Díaz Licenciado en CC. de la Información, miembro de la AEPEV y de la FIJEV. Artículos Relacionados