Marca o Denominación de Origen

Esto me ha hecho pensar en varias cosas, que se las expongo a su opinión. Y que nos puede llevar al viejo tema del propagado por muchos encorsamiento existente por parte de la férrea legislación de algunas Denominaciones que no deja de hacer algunas cosas que desean las bodegas y que provocan, a veces, la salida de muchas bodegas de estas denominaciones, como estamos viendo en el caso del cava, o bien otras muchas bodegas que, desde el principio no se quieren acoger a ninguna denominación y bien  embotellan bajo Vinos de la Tierra, o sin nada. Así, vemos grandes bodegas, con vinos de calidad contrastada, de primera línea, que no están bajo ninguna denominación de Origen.

 

Polémicas aparte, esto último que les comento nos lleva al principio del artículo, y es que grandes marcas de vino y otras no tan grandes prefieren ir por libre, a su aire, defender, eso, su marca y su vino, sin querer que estos sean amparados y quizá, ensombrecidos, por una Denominación de origen.

 

¿Qué hacer? Yo creo que ambas posturas son correctas y no criticables. Es cierto, y es mi personal opinión, que muchas denominaciones deberían aflojar un poco el cinturón  que oprime a las bodegas y dejar algo más de libertad, de ir hacia nuevas variedades, formas, etc. para evitar que las bodegas que tengan mayor amplitud de miras, se tengan que salir para innovar o para crecer.

 

El interés primordial de una bodega es vender sus productos, por supuesto que ello conlleva elaborarlos con calidad, más cuando hablamos del segmento embotellado de mayor calidad, el mismo segmento que se acoge a las denominaciones. Pero una vez lograda la calidad, hay que venderlo y hay que vender lo que los consumidores quieren. Vinos de todas o varias clases, varietales, con mayor o menor crianza… Y aquí es donde chocan con muchas restricciones que ponen las denominaciones.

 

Hay que abrir miras y objetivos, un control de calidad, es estupendo, pero una vez que esto se controle (y algunos vinos que llevan el sello de grandes denominaciones dejan mucho que desear) estimo que hay que tener amplitud de miras.

Hay detractores que dicen que llevamos años y años bajo los sellos de denominación y el consumo no para de bajar en España, por lo que hay que dar un cambio a esto. 

La pregunta entonces que surge es ¿sería mejor la situación sin denominaciones o con denominaciones? Creo, que cómo dice la canción: “ni contigo ni sin ti, tienen mis males remedio”. Me refiero a que no es cuestión tan drástica de sí o no. A mi modo de ver, pueden coexistir ambas cosas y cada cual que defienda sus vinos bajo el sello que quiera, bien el propio o el de una D.O.

De momento vemos marcas que optan por estar dentro de las DO pero intentando cambiar sus normas, abriéndolas a las demandas actuales, como han hecho el que se permita usar una misma marca bajo diversas denominaciones. Aquí se aúna promoción de una marca bajo la protección de las diversas denominaciones. Bien, es un paso una apertura. Y lo que hay que hacer es eso, aperturarse al consumidor, facilitar ventas y afianzar nombres. Personalmente no veo nada malo en ello.

Lo que si tengo claro es que al comprar una botella puede o no puede influir la denominación o la marca. Pero al abrirla y beberla, en función de cómo nos resulte el contenido, el vino, nos podemos olvidar de una cosa u otra y, tanto si nos gusta como si no, en nuestra próxima compra no rechazaremos o adquiriremos la Denominación, lo haremos, para bien o para mal, con la marca del vino