Vino y salud, cuando las botellas de vino se parezcan a las cajetillas de tabaco

Aunque creíamos que esto no pasaría nunca, es posible que las botellas de vino deban incluir advertencias sanitarias similares a las de las cajetillas de tabaco.  Esta medida podría llegar a formar parte de un Plan Europeo contra el Cáncer acordado en Estrasburgo, en el Parlamento Europeo. La polémica del vino y la salud vuelve a estar en boca de todos.

¿Os imagináis las botellas de vino con contraetiquetas «gores», que avisen sobre las consecuencias de enfermedades en su reverso?. Parece que no queda tanto tiempo para eso.

Estos días, ha vuelto el debate sobre el tema “vino y salud”, reavivado por la iniciativa irlandesa que, por ley, incluirá advertencias sobre los riesgos sobre la salud en las botellas de todas las bebidas alcohólicas (incluidos vino y cerveza) que se comercialicen en su país. Estás serán similares a los paquetes de cigarrillos.

¿Realmente es necesario recordar a las embarazadas que no pueden beber vino?. Lo digo porque es una de las etiquetas de aviso que se han propuesto. Entonces quizá habría que implementar la misma advertencia en las leches, quesos y zumos sin pasteurizar, entre otros. No es mi intención dar ideas de este tipo, a ver si alguna mente pensante se lo toma en serio.

También quedaría saber la efectividad de estas imágenes, dignas del «slasher» más sangriento, pero este sería otro debate que no viene al caso.

Según la legislación española, el vino es alimento y, como todos sabemos, cualquier  tipo de alimento debe consumirse con moderación.

Pongamos de ejemplo La Dieta Mediterránea, reconocida por la UNESCO como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Según la Organización Mundial de la Salud está directamente asociada con una menor tasa de mortalidad, previniendo enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo 2, cáncer, etc.  Ésta dieta, consumiéndose de manera equilibrada, es ideal, pero si abusamos en exceso de cualquiera de sus ingredientes (verduras, carnes, pescados, cereales, aceite de oliva, …), sufriremos el efecto contrario.

Según el estudio publicado en el número 400 de The Lancet, las pequeñas cantidades de alcohol podrían reducir el riesgo de algunas enfermedades pero, por otro lado, aumentar el riesgo de otras. Este sugiere que todo depende, en parte, de la gravedad de la enfermedad, variando según la región, la edad y el sexo. Esta investigación reconoce que no tienen datos suficientes para interrelacionar la pérdida de salud con el vino.

En Italia, el sector del vino está sufriendo el ataque de algunos medios de comunicación, que penalizan incluso el consumo moderado de alcohol. Por ejemplo, según la Dra. Antonella Viola, inmunóloga y profesora titular de Patología General en el Departamento de Ciencias Biomédicas de la Universidad de Padua, el consumo moderado de alcohol “daña el cerebro y aumenta el riesgo de tumores”, en su opinión, es cancerígeno. Lo cierto es que está haciéndose muy mediática.

El  Simposio de Assoenologi, que tuvo lugar los pasados 13 y 14 de enero en Nápoles, para tratar “Vino e salute tra alimentazione e benessere” , ha sido un encuentro esclarecedor en este sentido.

El comienzo del mismo puso en el punto de mira el ausentismo de la Comunidad Europea, que podría dar píe a que otros países decidan seguir el ejemplo de Irlanda, implantando las normativas de las etiquetas. También se subrayó la diferencia entre el consumo y el abuso del vino, así como de cualquier otro producto.

“No satanicen el vino”, “el vino es un alimento líquido”. Riccardo Cotarella, presidente de Simposio de Assoenologi.

Durante los dos días se contó con opiniones de expertos y médicos al respecto:

Luc Djoussè, director de investigación del Departamento de Medicina de Harvard, habló de los efectos del vino sobre la actividad cardíaca: “Una de cada cinco personas en el mundo sufre insuficiencia cardíaca. Si nos fijamos en el consumo de vino y alcohol, teniendo en cuenta que la dosis considerada moderada por la propia OMS es de 2-3 copas de vino, algo menos para las mujeres, se desprende que, con un consumo similar, hay reducciones de riesgo entre un 20% y un 60% para patologías como infarto, hipertensión, …”.

Por su parte, Vincenzo Montemurro, cardiólogo y miembro de la junta directiva de la Sociedad Italiana de Cardiología, habló de la  acción cardioprotectora del vino, debido a los polifenoles y antioxidantes, buenos para esta patología.

Giorgio Calabrese, dietista y presidente del Comité Nacional de Seguridad Alimentaria del Ministerio de Salud, habló sobre la diabetes: “En los últimos diez años hemos estudiado una muestra de 600.000 personas, en colaboración con la Universidad de Nueva Orleans, la Universidad de Harvard en Boston y la de Brighton. Se ha probado que cuando bebemos vino en la cantidad adecuada, siempre con las comidas y nunca en ayunas, tenemos un mejor rendimiento del metabolismo, azúcares e insulina, teniendo una mejoría en la diabetes”.

También en respuesta a la Dra. Viola, desde las redes sociales y los periódicos, Matteo Bassetti, profesor de la Universidad de Génova y Director de la Clínica de Enfermedades Infecciosas del Policlínico y del Hospital San Martino di Genova, comentó que “sobre un vino hay que dar mensajes correctos y claros. Especialmente en Italia. Evitar el abuso y el consumo en grandes cantidades es el mensaje correcto”.

“No podemos comparar el vino con el humo del cigarrillo o el asbesto”, escribió el profesor Bassetti, quien agregó: “Antonella Viola dijo que el vino encoge el cerebro y es comparable al amianto”, poniendo en duda la base científica de estas declaraciones.

¿Qué opina la Comisión Europea al respecto?

Debido a esta polémica, Stefan De Keersmaecker, portavoz de la Comisión Europea, ha declarado recientemente a la prensa: “Nadie está en contra del vino, creo que a todos les gusta una copa del mismo. De lo que se trata en el Plan para vencer al cáncer, es del uso nocivo del alcohol, que es un problema de salud pública. Sólo se pide una reducción del 10% en el consumo de alcohol para 2025″. En cuanto a la regulación irlandesa respondió: “Es una norma técnica que contiene los detalles de una medida ya adoptada en 2018. La Comisión no ha hecho ningún comentario y, en ausencia de una opinión negativa, ya no debe intervenir en el tema”.

“El etiquetado es un tema muy importante. Ya hemos anunciado el Plan para vencer al cáncer y estamos trabajando en una revisión de la normativa de la UE. De esta manera, los consumidores podrán tomar decisiones informadas sobre alimentos sostenibles y saludables”. Stefan De Keersmaecker, portavoz de la Comisión Europea.

No sé a vosotros, pero a mí me está dando un poco de miedo el camino por el que está yendo este asunto. Parece  suficientemente demostrado que el consumo moderado de vino es saludable.

También otros alimentos, como el gluten, los lácteos, la fruta o la carne son sanos, siempre que los consumamos en las cantidades recomendadas. Analizando un poco más detenidamente el asunto. ¿ Cuántos son los que han dejado de consumir trigo o lácteos, sin tan siquiera saber si son intolerantes a los mismos, pensando que eso es más saludable y perjudicando a su salud?.  No hay que llevar las cosas al extremo, intentando que todas las personas se conviertan en expertos nutricionistas. Por supuesto que hay que informar y aconsejar, pero de una manera lógica y racional.

Volvamos al tema que nos importa en este artículo, por favor, dejemos de demonizar al vino.

No olvidemos esa copa de vino con la que celebras tus alegrías y con la que lloras tus penas. Quizá habría que hablar de salud mental. Una botella compartida con tu familia y amigos, siempre ayuda a tener un día mejor. ¿A que eso no lo quieren poner en las contraetiquetas?

María Giménez

Directora de La Gaceta del Vino