Cuando el viento sopla
Pocas veces una película de animación emociona como Cuando el viento sopla (When the wind blows, 1986), de Jimmy T. Murakami, con la música de Roger Waters (cofundador de Pink Floyd); una impresionante y demoledora película.
Esta cinta, disponible aunque con poca calidad en Vimeo, puede representar el futuro del sector del vino pos-COVID. Aunque el paisaje físico que tendremos será más parecido al que dejaría una bomba de neutrones –con los edificios intactos y la vida aniquilada- que al de una bomba atómica convencional –destrucción total-. La actitud de Jim y Hilda, matrimonio jubilado que protagoniza la historia, siguiendo a pie juntillas las recomendaciones del Gobierno, esperando hasta el final una ayuda que no les protegerá del destino que les espera, nos puede resultar familiar.
Con ver el tramo desde 1:12:00 a 1:15:00 se entenderá: esperar al Gobierno, papeles a mano y rezar como única solución. Tales parecen las actitudes del mundo del vino ante el apocalipsis en el que está metido.
Y todo esto viene a cuento del artículo publicado en EFE Agro, ¿Herejía u oportunidad? El vino en lata divide al sector en España. De entrada, llama la atención que en el titular aparece la palabra “dividir” a propósito del vino en lata. A continuación, la referencia explícita al boxeo (“En un lado del ‘ring’ se encuentran los puristas”). Y pregunto: ¿es bueno presentar así un debate? ¿es que la palabra dividir y enfrentar es lo que más “une” a los españoles? Creo que es un buen motivo de reflexión. ¿Se antoja tan complicado respetar que cada cual intente como pueda salir de esta situación y busque alternativas para sobrevivir? Porque de eso va la cosa.
El artículo, que es bueno leerlo, sigue con argumentos de los dos “boxeadores” aunque patina en cuestiones de sostenibilidad. No es más sostenible reciclar una botella de vidrio que tres latas de aluminio. Argumentos hay para todos, pero la única voz con experiencia que se refleja es la de Paloma Jiménez Sierra, de Bodegas y Viñedos Artadi, que a través de su bodega en Navarra lanzó Ah So Wines para el mercado norteamericano con gran éxito. El resto o hablan de oídas o se limitan a defender sus prejuicios.
Bien distinto es el trato que se le da al tema por otros lares. La consultora IWSR publica un artículo bien fundamentado; consultando a expertos y grandes firmas, como Accolade, pone al día cómo evoluciona el mercado del vino en lata, sus oportunidades, sus posibilidades de incluirse en el sector premium y evitar caer en los segmentos bajos de mercado. Lo más impactante es que pone el mercado español como ejemplo de mercado ultraconservador, textual:
Si algunos segmentos de precio permanecen fuera del alcance del vino en lata por ahora, lo mismo se puede decir de ciertos mercados, repitiéndose el desarrollo de los vinos con tapón de rosca a principios de la década de 2000. “En mercados como España, los vinos con tapón de rosca aún no son aceptados por el público ni por el comercio, mientras que mercados como Estados Unidos pasaron por ese proceso hace mucho tiempo”, señala Mettyear. “España es un ejemplo perfecto de dónde los vinos con tapón de rosca todavía tienen ese estigma”.
Parece que en España todos bebemos (o producimos) Vega Sicilia y Pingus, lamentable. A ver si lo interiorizamos:
- Somos el tercer productor de vino del mundo. No todo se puede vender a 100€ la botella.
- Salvo unas pocas marcas, estamos fuera del sector Así que tampoco podemos vender a 100€.
- Tenemos una gran relación calidad-precio.
- Para defender/valorizar nuestro producto no hay que noquear al de la bodega vecina. Cada uno debe competir en su mercado.
- Está bien que las administraciones ayuden, pero no son la solución o el invierno pos-COVID no llevará por delante.
Hace un año me tocó organizar en Ámsterdam, durante la WBWE, un monográfico sobre el vino en lata, en este medio di cumplida cuenta de él. Lamentablemente no pude llevar a ningún ponente español, no quisieron o no pudieron. Sin embargo, el aforo de la sala quedó pequeño, en la trastienda muchos españoles me pidieron catar los vinos. En público nos ponemos estupendos y en privado nos bajamos al suelo.
Cuando el viento deje de soplar veremos qué ha quedado en pie.
Consultor y enólogo
Enólogo que escribe a ratos sobre los temas de los que sabe algo, o eso creo.
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