Subproductos agroindustriales para alimentación animal
Investigadores de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM) están trabajando para convertir subproductos agroindustriales, en alimento de pequeños rumiantes como ovejas y cabras. Obtener alimento de estos residuos no sólo podría disminuir la acumulación de residuos y generación de desperdicios del sector agroindustrial, sino que puede incluso mejorar la salud del ganado y, en consecuencia, la calidad de sus productos.
España es el segundo mayor productor hortofrutícola europeo y el primer exportador de estos productos, lo que convierte al segmento de las frutas y las hortalizas en el más importante del sector agrario nacional. La generación de desechos vegetales, derivada de su intensa actividad, hace imprescindible buscar vías para emplearlos ya que, aunque pueden ser, en parte, potencialmente contaminantes, también poseen un alto contenido en nutrientes.
En caso de querer usarlas para alimentación animal, deben valorarse previamente, aunque puede ser compleja en el caso de los subproductos agroindustriales debido a su composición heterogénea, variable y, con frecuencia, desequilibrada. De ahí la importancia de este proyecto, financiado por la Agencia Estatal de Investigación, y que se está llevando a cabo en la UPM, en colaboración con investigadoras de la Universidad de León y la Estación Experimental del Zaidín (Granada, CSIC).
“El uso de subproductos agroindustriales en alimentación animal está aumentando en todo el mundo debido no solo al alto coste de las materias primas convencionales, sino también por la elevada contaminación que causa su acumulación. Además, el uso a nivel local reduce la huella de carbono de los productos animales y, dado que la mayoría de ellos no se utilizan en la alimentación humana, no compiten directamente con esta”, explica Dolores Carro, catedrática de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Agronómica, Alimentaria y de Biosistemas (ETSIAAB) e investigadora principal del grupo Producción Animal de la UPM, quien está al frente del proyecto.
Estudios recientes, según explica Carro, han evaluado el efecto de sustituir parcialmente, a corderos en cebo y cabras lecheras, las materias primas de un pienso rico en cereales, por granos y solubles procedentes de la industria de los biocombustibles, pulpa deshidratada de cítricos y orujo de aceituna. De estos dos últimos subproductos, por ser ricos en polifenoles, cabía esperar, particularmente, que mejoraran la calidad de los productos animales, así como la propia salud del ganado.
Los resultados que obtuvieron los investigadores mostraron que la introducción de los subproductos (en un porcentaje del 18% en el caso de los dos primeros y del 8% en el tercero) no tuvo ningún efecto negativo sobre el consumo del alimento, el rendimiento productivo y la salud de los animales. Todo ello con una reducción de la proporción de los ingredientes que se pueden usar en la alimentación humana y un menor coste del pienso. También se cumplieron las previsiones sobre la mejora de los productos, no solo al modificarse el contenido en ácidos grasos de la carne de los corderos y la leche de las cabras hacia un perfil más saludable, sino al alargarse la vida útil de la carne de ovino.
Por tanto, el uso de subproductos agroindustriales en las dietas animales conlleva una mayor sostenibilidad de las explotaciones ganaderas y aporta otra serie de beneficios asociados. “Lograr una producción ganadera sostenible es esencial a medida que aumenta la demanda de alimentos de origen animal en un contexto de creciente preocupación por la protección medioambiental, el bienestar animal y la calidad de los productos animales”, sostiene la catedrática Carro.
Redacción La Gaceta del Vino
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