¡Wine Rocks!

En el sector del vino, pongámonos optimistas, deberíamos tener más fácil superar la crisis que otros sectores, ya que este tema nos viene de lejos

Dicen que la crisis agudiza el ingenio y ahora, más que nunca, esperamos que sea verdad, porque lo que ya nadie discute es que, en crisis, sí que estamos y parece que esta vez, por una buena temporada. Una realidad que no debería ser asumida con tremendismo sino con el espíritu crítico y el ingenio que requieren situaciones así y que consiguen, la mejor de las veces, hacer realidad ese otro dicho que dice que cada crisis puede convertirse en oportunidad. En el sector del vino, pongámonos optimistas, deberíamos además tenerlo más fácil que, por ejemplo, los del ladrillo, ya que a nosotros, este tema, nos viene de lejos. Hace ya demasiados años que venimos contemplando con cierta apatía, reconozcámoslo, un descenso cada vez mayor en el consumo de vinos de calidad tanto en restaurantes como dentro del hogar, mientras que otras bebidas como la cerveza o los alcoholes de alta graduación no ven sino crecer sus ventas año tras año, principalmente entre los jóvenes. Un público, al que no siempre (por no decir casi nunca) se le ha prestado la atención que merece, como consumidor presente pero, lo que es más importante, futuro. Por el momento han sido pocas las voces que se han hecho escuchar demandando un aperturismo en el mundo del vino, no sólo fuera de nuestras fronteras sino llegando a públicos hasta ahora ignorados como pueden ser los jóvenes. Voces que cada vez oímos con más fuerza y que, ahora más que nunca, necesitamos apoyar y promover.

Una vez asumido esto, la pregunta pertinente sería, ¿y cómo llegamos a esos nuevos públicos? Cuando lo cierto es que el vino, más que el producto elitista que algunos se han empeñado en hacernos creer que es, forma parte de nuestra cultura más arraigada. El vino está en todo y, casi se podría decir, en todos. Desde la pintura a la literatura, desde el cine a la música, el vino ha sido siempre fuente de inspiración y tema protagonista de las más variadas representaciones artísticas. En este caso, me gustaría centrarme en las posibilidades que se desprenden de la fusión entre el vino y la música, no sólo por el interés personal que ambos campos me despiertan, sino por las posibilidades que objetivamente reúnen, sobre todo, si hablamos de llegar a un público joven. La música, mucho más que la literatura, la pintura o, incluso el cine, puede ser considerada la representación artística más interiorizada y apreciada por los jóvenes, y cuando hablamos de música, nos referimos a sus representaciones populares, principalmente en forma de conciertos o festivales. Sin duda, lugares de comunión y diversión entre las masas que resultan idílicas para la promoción de bebidas como el vino. Una evidencia que pronto han entendido, por ejemplo, las marcas de cerveza, que ya esponsorizan todo tipo de festivales, conciertos e incluso artistas, mientras que el vino continúa anclado en argumentos inmovilistas que tiran atrás cualquier propuesta antes de que vea la luz. Sin embargo, volvamos al optimismo, no sabemos si será por aquello de la crisis y el ingenio que, poco a poco, empiezan a despuntar ideas novedosas y arriesgadas que, lejos de fracasar, están logrando un prometedor aperturismo que, esperamos, sea contagioso. Un ejemplo lo tenemos en la Denominación de Origen Calificada Rioja, que hace escasos meses se lanzaba al ruedo con una iniciativa rompedora por la cual animaban a la gente a buscar el ‘Sonido del Vino de Rioja’, que debía ser creado deslizando la yema del dedo por el borde de una copa con vino de Rioja hasta crear así un sonido único y diferente, el sonido del vino de Rioja. Éxito rotundo. Pero aquí no queda la cosa, hoy mismo sin ir más lejos, tendrá lugar en la discoteca Joy Eslava de Madrid un concierto que bajo el nombre ‘Wine & Music Experience. El vino es cultura’ estará protagonizado por uno de los grupos independientes más aplaudidos de la escena nacional, Lori Meyers. El concierto está promocionado, entre otros, por dos grandes de cada uno de los mundos: la cadena de tiendas Lavinia y la revista especializada RockdeLux. Sin duda, un ejemplo de fusión bien entendida, ideas claras y buen hacer. Todavía no sabemos si esta experiencia tendrá continuación en otras ciudades, por lo pronto hace días que se han agotado las entradas para hoy.

En definitiva, basta ya de asumir argumentos que promueven que el vino es para beber así o de aquella manera, comiendo esto o lo otro. El vino, como elemento vivo y arraigado en nuestra cultura debe ser integrado de forma natural en nuestras costumbres cotidianas, ignorando a quien insiste en limitar su consumo a ocasiones reducidas y puntuales, en beneficio de otras bebidas, muchas veces mucho menos saludables. Permítanme un ejemplo más, en países como argentina van ya por la 7º edición del Rock&Wine, un festival promocionado por la bodega Giol de Maipú que reúne cada año a bandas exponentes del rock local. Un festival claramente creado por y para los jóvenes. En España, es cierto, contamos con el festival de música y vino de Somontano, pero en este caso, a pesar de partir de la misma buena idea, no ha logrado comulgar con el público joven ni lograr la verdadera trascendencia mediática que se pretende.

Dicen que la crisis agudiza el ingenio y ahora, más que nunca, tiene que ser verdad. El sector del vino necesita de mentes valientes y arriesgadas. Toca tirarse a la piscina. ¡Wine rocks!

Cristina V Miranda

Directora de marketing y comunicación de la WBWE Amsterdam – Asia