Reflexiones sobre Enomaq 2009 (I)

Era el momento de estar

Parece que el 2009 no va a ser un buen año para las ferias aunque, en realidad, parece que no va a ser un buen año para nada. El sector del vino no es una excepción, pero comparando el éxito de la que acaba de ser la 17º edición de Enomaq con el de otras ferias que se llevan celebrando desde finales del 2008 casi podría parecer que sí.

Como visitante novata del Salón Internacional de Maquinaria y Equipos para Bodegas y del Embotellado (Enomaq) que cada dos años se celebra en el recinto ferial de Zaragoza he de decir que quedado bastante sorprendida positivamente. Y esto, lo digo desde el punto de vista de quien conoce, mucho, ferias y de todo calibre.

A pesar de que es discutible que podamos considerarlo un punto a favor, lo cierto es que la organización optó por no rebajar los días de exposición, que en este caso se extendían de martes a viernes. Personalmente, considero que esta decisión pudo resultar un tanto excesiva tanto para los expositores, que vieron como el martes fue un día de lo más tranquilo que casi pudo dedicarse por completo a saludar a viejas amistades y a las relaciones públicas más básicas, como para los visitantes, que repartieron cómodamente sus visitas entre el miércoles y el jueves, con un goteo poco eficaz para una feria cuya finalidad debería ser mantener un continuum tempo de visitas y conversaciones comerciales.

Pero más allá de la decisión de mantener en cuatro días una feria que podría haberse limitado a tres, lo cierto es que Enomaq ha sabido mantener el tipo en un momento en que, desgraciadamente, son muchos los que están optando por desaparecer del mapa como estrategia de ahorro ante la crisis. Comentaba uno de los asistentes, y no precisamente con el stand más pequeño, que ellos se habían visto obligados a reducir 50 metros de espacio expositor pero que en ningún caso se habían planteado no asistir, a pesar de las dificultades que como empresa estaban sufriendo. Y es que, al final, una feria de muestras sólo es una forma más de posicionarnos, de decir que seguimos aquí y que tenemos algo que decir en el sector que sea, como es en este caso el del vino. La crisis no puede llevarnos a desaparecer del mapa, sino a plantearnos de qué forma queremos figurar en él y, por tanto, de eliminar ciertas apariciones superfluas. Porque al final, tanto de esta crisis como de las que hemos pasado y las que están por venir, sobrevivirán los más fuertes. Los que han demostrado estar.

Ahora habrá que esperar a recibir los datos y conclusiones oficiales de la feria, pero para una que estuvo allí, podría decirse que ha cumplido su objetivo principal, que al fin y al cabo no es otro que el de servir como punto de encuentro a los profesionales de un sector que no deja de ser endogámico, complicado y muy repartido geográficamente, es decir, necesitado de encuentros de este tipo. Enomaq ha finalizado y no volverá a repetirse hasta el próximo 2011. Era el momento de estar.

Cristina V Miranda

Directora de marketing y comunicación de la WBWE Amsterdam – Asia