Vino en formato foodtruck

Si hablamos de tomar un vino en la calle, fuera de terrazas de bar y fiestas locales, tal vez se piense en un vino de mala calidad o en algún cóctel adolescente, bebido al margen de la ley. Pero comprar una botella de vino de calidad y tomarla acompañando a una galleta casera, una hamburguesa de ternera de alta calidad o una vianda creada por un chef es posible: en MadrEAT, el primer mercado de streetfood de Madrid.
Este evento pretende promover el streetfood, o aquello de la comida callejera. Una alternativa gastronómica y de ocio donde se dan cita restaurantes y otros negocios gastronómicos para disfrutar de productos artesanos, creaciones de Estrella Michelin, comida fusión así como novedades gastronómicas comprándolas y comiéndolas a pie de calle, en un foodtruck (camión de comida), en un carrito o un puesto.
En su primera edición, durante los días 18 y 19 de octubre, MadrEAT tuvo un gran éxito de convocatoria, con colas en todos los puestos y mucho ambiente durante las dos jornadas. El éxito, tal vez, por la suma de varios factores. Primero, los participantes escogidos que ofrecían desde empanadas cuya masa se elaborada con agua de mar por el chez Iván Domínguez, del restaurante con Estrella Michelin Alborada (A Coruña), a pizzas cocinadas en horno de leña, en Cafe Racer, hasta ‘carne de la felicidad’ en las parrillas de La Finca o comida mexicana en María Bonita, entre más de una treintena de opciones. Segundo, el lugar de celebración, en el Jardín Botánico de la Universidad Complutense de Madrid, espacio que cada vez más, aprovecha el vacío estudiantil de los fines de semana para diversas iniciativas culturales. Tercero, las cálidas temperaturas del otoño madrileño que se mantuvieron durante todo el fin de semana en la capital. Y por último, el interés del público ante la novedad de la propuesta, en una ciudad donde la gastronomía ocupa cada vez más titulares.
El conjunto suponía una mezcla de aromas, encuentro de sabores, música de fondo, murmullo de ambiente festivo y tonalidades anaranjadas diurnas, que fueron sustituidas por hileras de bombillas al llegar la noche.
En este nuevo, así como exitoso, formato gastronómico, es alentador que el vino, aunque aún con cierta timidez, se haga un hueco. La propuesta más destacada era el vino de The Flying Cow, empresa dedicada a seleccionar vinos de todas partes del mundo, por sus calidad y peculiaridades, para ofrecerlos en el mercado español. Con tienda física y online, se instaló con un foodtruck, entre aromas de carnes, especias, vajilla reciclable y ambiente musical de fondo, pero en esta ocasión con dos vinos españoles de Bodegas Fontana, a la venta por botellas o por copas. Las etiquetas de las botellas con primeros planos de una oveja blanca y una negra, aventuraban un vino blanco de moscatel con el nombre de Oveja Blanca, por un lado, y un tinto de graciano llamado Oveja Tinta, por otro. Unos vinos que se hicieron notar por un packaging así como una relación calidad precio muy llamativos, cuyas existencias se agotaron el primer día horas antes de que finalizara la jornada, allá por la media noche.
Había más opciones para degustar el mundo de los vinos, diseminadas por los diferentes puntos de venta, aunque más escondidos entre el resto de ofertas gastronómicas, como el vermú y el champán acompañados de conservas premium en Rufina e Hijas, o como compañero de menú, junto a la cerveza, en otros.
Una presencia más bien escasa, pero primordial para seguir aumentando en futuras ediciones.
El concepto de comida en la calle es algo que aún no ha calado demasiado en España, por la imagen que se tiene de ella, así como por las restricciones normativas existentes. Sin embargo los negocios de “comida sobre ruedas” o foodtruck son de lo más común en países como Estados Unidos. Tal y como explican desde Mateo&co, agencia organizadora del evento, “conectamos estómagos y mentes, y no concebíamos cómo una ciudad abierta como Madrid no tenía un mercado de streetfood”.
Esperemos que esta cita, que se repetirá cada tercer domingo de mes en el Jardín Botánico de la Universidad Complutense de Madrid, siga cosechando éxitos y ganando adeptos. Sobre todo para que dentro de ese streetfood, o comida callejera, empiece a sonar cada vez más el vino, como alimento declarado que es, y pueda ser disfrutado en plena calle.
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Susana Molina
Periodista
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Periodista especializada en el sector del vino.
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