Una buena fotografía de botella lo es todo

Dicen los expertos que no hay empresa más difícil que fotografiar una botella de vino, algo que sólo es comparable, según ellos, a tomar una instantánea de un flamante coche nuevo al aire libre, teniendo en cuenta la cantidad de matices de colores, reflejos y dorados y plateados, con todo lo que ello supone de exceso o ausencia de luz.

Pues bien, profesionalmente una decena de años con fotógrafos que se han ido especializando en “imagen industrial”, de producto y con algunos que se dedican casi en exclusiva a inmortalizar botellas de vino. Muchos de ellos incluso han registrado con propiedad intelectual la fuga de luz que dejan las botellas en cualquiera de los dos laterales, siendo algo así como su “marca de agua”. Los hay que utilizan reflectores y proyectores con papel continuo, utilizando un soporte fijo para el culo de la botella en un set improvisado en un estudio o quiénes hacen lo mismo aprovechando la luz natural en patios interiores esperando hasta que la calidad de la luz es la adecuada.

Con la irrupción paulatina de las cámaras digitales, todos somos un poco fotógrafos, aunque eso ha propiciado que en numerosas botellas que aparecen en medios de comunicación o en catálogos aparezca retratado el propio autor o que los encuadres y los enfoques no sean los adecuados.

Muchos profesionales guardan un registro con todos los tipos de botellas (bordelesa, borgoña, rhin, etc. de diferentes tamaños) y colores (tinto, blanco y rosado) y lo que hacen es fotografiar la etiqueta o escanearla, tratándola después con photoshop para darle relieve y textura, porque la inmensa totalidad de muchas de las fotos de botellas que vemos son totalmente “planas” y no nos dicen nada.

Antes de encargar las fotos de nuestras botellas a un profesional conviene que les facilitemos unas muestras de vinos de diferentes tipos y con etiquetas variadas en las que, a ser posible, incluyamos dorados y plateados para ver la forma con la que salvan esta dificultad añadida. Ellos nos devolverán alguna muestra con su sello para que no podamos utilizarla, salvo que las compremos y hay que dejar claro si adquirimos también la propiedad intelectual del trabajo, dado que, sólo así podremos manipularlas incluyendo alguna pegatina de premio o algún elemento más. Esto nos subirá algo el precio por unidad, pero nos evitará contratiempos. Conviene pedir el trabajo en alta y baja calidad y “con” y “sin” añada para que podamos utilizarlas dándole importancia a la cosecha, o no. Además, si viene sin añada, no tenemos problemas a la hora de actualizar catálogos o la web, porque entonces no “caducarán” los vinos jóvenes.

En la mayoría de ocasiones los aspectos a tener en cuenta para tener éxito son de sentido común. No me canso de ver fotografías de vino blanco o rosado en las que no nos hemos preocupado de quitar la contraetiqueta y, como es lógico, queda reflejado.

Otras veces no hemos elegido una botella en la que la unión de los dos cascos quede en los laterales; o, simplemente, hemos elegido una con la cápsula o la etiqueta rallada o incluso mal colocada. Esto evitará muchos problemas y retoques al fotógrafo, que, no olvidemos, parte del original que nosotros le entregamos y que debe de ir convenientemente protegido en su traslado.

La fotografía digital y la situación actual han disminuido bastante el precio de una fotografía de botella, aunque lo que tenemos que mirar es el resultado y el uso que queremos hacer de ella, dado que lo ideal es que tengamos un trabajo de calidad que nos sirva para poder colocar una publicidad exterior de varios metros cuadrados de superficie, en una lámina, en una publicidad detalle de la botella o para que la utilicemos en la web. Cuando el vino forma parte de una familia (crianza, reserva o gran reserva), conviene que el autor y el tipo de fotografía sea el mismo, reflejando la diferencia en una lámina entre la altura de las botellas y no colocándolas de forma uniforme, cuando hay variación de altura.

Algunas bodegas cuentan con departamento de Marketing y habilitan sus propios estudios, sobre todo cuando hay cientos y cientos de marcas y los comerciales pueden solicitarnos fotos de inmediato, algo para lo que podemos salir del paso utilizando las “cajas de luz”, iluminación adecuada y una sala que podamos oscurecer. Con breves retoques en ordenador de la posición y el color, podemos tener resultados dignos, pero sólo para salir del paso, porque, como decía al inicio de este artículo, una buena fotografía de botella de nuestro producto lo es todo…