Tan fácil como organizar eventos

Nada más fácil para el retorno de nuestra inversión en publicidad y relaciones públicas -lo que los marketinianos denominan ROI- que organizar eventos, algo que es equiparable, como es lógico, al mundo del vino.

Si lo hacemos de forma organizada con una buena calendarización, aún mejor. Como ejemplo, la Presentación de Vinos Jóvenes de la DO La Mancha que se ha desarrollado estos días en el Santiago Bernabeu y que, año tras año, se ha convertido en un referente. La idea no puede ser más sencilla, porque “todos los años por San Andrés, el mosto vino es”.

Así que durante los últimos días de noviembre, la citada indicación de calidad ha instituido unas jornadas que son la puesta de largo de las nuevas añadas, complementadas con premios simbólicos con famosos de diferentes ámbitos. En este caso se distinguía al jugador de baloncesto del Real Madrid y de la Selección Española Sergio Rodríguez.

Claro que esta idea tan fácil, y tan sencilla de materializar, choca con la mentalidad de muchos bodegueros que se miran demasiado el ombligo y que consideran que son noticia por si mismos. Grave error, porque hay que valorar cualquier interés de cualquier prescriptor, periodista o bloguero. Porque hay que tratar a todos con la misma profesionalidad, ya dispongamos de personal apropiado, o no. El sentido común puede suplir la falta de experiencia en estas lides, al igual que las tablas que se les supone a los principales responsables de las bodegas.

Organizar eventos es la manera más elegante de intentar recabar el interés de los medios, y del público en general, sin que quede demasiado evidente como la “compra” de un espacio periodístico. Cuántos especiales y cuántas guías de vino vienen jalonadas de publicidades junto a los comentarios de vinos, algo que puede ir en nuestra contra; mientras que nadie se molestará por haber organizado cualquier acto: ya sea una presentación a los medios de comunicación, a nuestros distribuidores o a nuestros clientes, un acto cultural o de cualquier otra índole, siempre que se adecue a nuestros intereses.

Créanme, el interés de los profesionales se recaba con profesionalidad a la hora de hacer las convocatorias y de estudiar minuciosamente quiénes pueden encontrarse en un mismo foro o en la misma mesa para que no nos revienten un evento. Lo contrario es pagar por un servicio y poder olisquear incluso en aquello que van a publicar de forma pautada y pactada, algo que dista mucho de una “ganancia en Comunicación” desarrollada de forma eficiente.

Aquellos bodegueros que se piensen que son noticia porque ellos lo valen, les diría que fueran mucho más humildes; todos los días se aprenden cosas de alguien al que nos pensamos, torpemente, que podemos mirar por encima del hombro. Del hecho de elaborar un producto, que llena especialmente de orgullo, al que tiene algo que ver en su consecución, no ha de ser óbice para pensar que somos el centro del mundo. Por favor, déjense llevar por los especialistas en todo lo que les aconsejen: desde la vestimenta, hasta las expresiones y los mensajes clave que transmitir, porque nos jugamos nuestra imagen. Y no querremos resultar ni pedantes, ni recalcitrantes.

Eso de que “el que no se mueve no sale en la foto” es hoy en día aún más verdadero, pero para propiciar ocasiones de fotos hay que exprimirse un poco la cabeza para organizar actos que llamen la atención y que nos sirvan para destacar del resto. Como novedades, últimamente están destacando los encuentros de blogueros, frente a las visitas de periodistas “tradicionales”, aunque hay clásicos como las catas verticales u horizontales; las exposiciones artísticas que sirven de vivero para el diseño de nuevas etiquetas y la presencia en los salones que promueven portales especializados o importantes guías, entre otras muchas acciones.

Pero dejaos de milongas, porque para tener repercusión en los medios no podemos, ni mucho menos, estar parados.

José Luis Martínez Díaz Licenciado en CC. de la Información, miembro de la AEPEV y de la FIJEV. Artículos Relacionados