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Sol y Viñedos. Una historia de amor y desamor

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El otro día, disfrutando de la puesta del sol sobre unos viñedos, me vino a la cabeza que, a través de los tiempos, se han producido un montón de historias, en las que el amor se tuerce y se convierte en desamor, y que parece que ya forman parte de nuestra vida diaria.

Viendo ese magnífico espectáculo, pensaba que ese sol, y el vino producido por las viñas sobre cuyo horizonte se escondía, también tienen su propia historia de amor y desamor.

Y me explico; El sol, es un elemento vital para el desarrollo de las viñas. Eso sí, sin excesos que puedan “quemar la relación” en sus inicios. Tiene que asegurar una temperatura óptima y, con su amiga la humedad y otros amigos varios del ambiente,  velar por el crecimiento saludable de las uvas.

Una vez recogida la uva, y entrando en el proceso de producción, parecería que la relación amorosa tendría que empezar a declinar, e incluso terminar, por falta de contacto. Pero no; la tecnología ha venido al rescate, para mantener viva la llama del amor entre el sol y el vino.

El proceso de producción del vino tiene unas necesidades energéticas que suponen un coste importante. Más del 90% del consumo energético del ciclo de producción del vino es energía eléctrica, y es aquí donde vuelve a la carga el enamorado sol, a través de la generación fotovoltaica.

Las placas solares que se están instalando, cada vez en más bodegas, son las “celestinas” protectoras de una relación amorosa que estaba en peligro. Gracias a ellas, se están consiguiendo unos ahorros en consumo de energía eléctrica de hasta el 40%, con el consiguiente ahorro económico que hace más atractivo el vino, y una reducción de emisiones de gases de efecto invernadero del  30%. ¡Viva el amor!

Pero cuidado, no tentemos a la suerte y hagamos realidad la  frase de Leonardo di Caprio, en El Gran Gatsby, “Solo me gustan las historias de grandes amores si acaban en tragedia”. Sol y Viñedos

Para evitar esa tragedia, una vez que el vino esté embotellado, hay que separarlo del influjo directo de  su amado sol, para que no se estropee. Eso sí, nada nos impide degustar una copa del mismo bajo unos agradables rayos de sol; mejor en buena compañía. Sol y Viñedos

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