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El auténtico Ron de Canarias y de España, Ron Aldea

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Hablar del ron en España es adentrarse en ciertas regiones con historias fascinantes. En concreto, es necesario mencionar aquellas áreas que alguna vez tuvieron y todavía conservan Indicaciones Geográficas (I.G.) para el ron, de las más antiguas del mundo. En el sur de España, en la provincia de Málaga, existió la I.G. Ron de Málaga, que desapareció debido al abandono de los cultivos de caña en la región. De manera similar, la I.G. Ron de Granada también dejó de existir, a pesar de que aún hay destilerías y producción, aunque utilizando melaza de caña importada.

Sin embargo, es en las hermosas islas Canarias donde se mantiene la única IG de ron en España, el ron miel. Esta denominación protegida, asegura calidad y autenticidad. Además, Aldea produce rones “agrícolas”,  elaborados directamente a partir del jugo de caña. Curiosamente, a pesar de su excelencia, no cuenta con una I.G. propia en sus rones salvo el mencionado. Esta ausencia se debe. principalmente, a la falta de interés por parte de las destilerías canarias y a la falta de apoyo por parte de los políticos. Los rones de Canarias son, en última instancia, hermanos de los famosos rones de Madeira, que si lucharon y consiguieron la I.G. en Europa.

La Destilería Aldea hizo un intento de obtener su propia IG, pero se encontró con la burocracia de la Unión Europea y con la escasa ayuda de los políticos. tanto a nivel local, como nacional.

Ahora, permíteme llevarte a la fascinante isla de La Palma, con su belleza única entre las islas volcánicas de Canarias. Su terreno, accidentado y boscoso, está salpicado de volcanes impresionantes como el Teneguía y el Cumbre Vieja. La capital, Santa Cruz de La Palma, es un puerto encantador con estrechas calles adoquinadas y pintorescas casas con balcones de madera. El parque nacional de la Caldera de Taburiente, con su extenso cráter rodeado de bosques de pinos y cascadas, es otro tesoro natural de la isla. Además, en la parte noreste de La Palma se encuentran las plantaciones de caña de azúcar que abastecen a la destilería.

Personalmente conozco bien la isla de La Palma, la cual siempre llevo dentro. Tuve una casa hasta el año 2019, lo que me permitió entablar amistad con José Quevedo, el actual director, durante muchos años y conocer a fondo la destilería Aldea. En esta isla, además del ron, estuve inmerso en la recuperación del perro Pastor Garafiano. Sigo en contacto con amigos de la isla y, como no, continúo haciendo mis mojos con las pimientas que me da el dueño del, para mí, mejor restaurante de la isla, “el Campesino”.

La historia de cómo llegó la Destilería Aldea a la isla de La Palma es verdaderamente sorprendente y llena de giros.

 Historia

A principios del siglo XIX, la industria del vino y del aguardiente de vino estaba en declive en Canarias. A pesar de ello, se contabilizaban 150 alambiques activos,  49  ubicados en la isla de La Palma. La producción alcanzaba los 1,4 millones de litros anuales en todas las islas, e incluso algunos aguardientes ya producían ron. Sin embargo, a partir de 1814, la producción de aguardiente se convirtió en una industria residual, destinada principalmente al consumo local en La Palma y Tenerife.

Cerca de allí, en las islas hermanas pertenecientes a Portugal, la isla de Madeira buscó otra alternativa, centrándose en el cultivo de caña para la fabricación de azúcar, ron y alcohol, mediante el uso de variedades de alto rendimiento.

En Canarias, hacia 1880, bajo el marco del puerto franco, se implementó el llamado modelo cubano de desarrollo económico.Ésto permitió volver a cubrir las zonas bajas de las islas más húmedas con cultivos de caña de azúcar. Se establecieron modernas fábricas azucareras, junto con otras más modestas.

En Canarias, se adoptaron modernos equipos, como máquinas de vapor, calderas, molinos de caña altamente mecanizados y alambiques modernos, para impulsar estas nuevas industrias

Las primeras fábricas y plantaciones dedicadas a la producción de ron aparecen en Arucas, a principios de la década de 1880,  y diez años después había en producción, en el Archipiélago Canario, alrededor de unas 33  fábricas de ron.

La isla de La Palma llego a tener unos 8 trapiches, cuya producción era del 30% del total de producción de caña de azúcar en las Islas Canarias.

Hacia 1920, la industria de la azúcar, complementada con la de aguardientes, fracasó definitivamente en Canarias, principalmente por los problemas arancelarios debido a los arbitrios sobre el azúcar y alcoholes.

Después del cierre de las fábricas, y el desmantelamiento de algunas de ellas, se trasladaron a Madeira (Portugal). Allí la liberalización del sector ofrecía nuevas perspectivas a los empresarios locales. Sin embargo, la industria del aguardiente y el alcohol mantuvo una producción artesanal y limitada en la isla de La Palma, específicamente en la producción de ron.

Hacia finales de la década de los años treinta, y principios de los cuarenta, se observó un resurgimiento del cultivo de la caña de azúcar, lo que podría considerarse como un tercer, pero efímero, ciclo. En Gran Canaria, la fábrica de Ron de La Aldea surgió en La Aldea de San Nicolás en 1936. Su éxito animó a la reapertura de otras fábricas, como la Azucarera de San Juan con el Ron de Teide hacia 1938, y la Destilería de San Pedro con Ron Arucas en 1940.

De manera similar, en el norte de la isla de Tenerife, la Destilería de San Bartolomé de Tejina resurgió con el Ron Tejina hacia 1950. En El Hierro, se destilaba para algunas marcas locales y otras como el Ron Atuey.

En La isla de La Palma, se mantuvo y continuó desarrollándose aún más la producción de ron de caña, siguiendo el estilo tradicional. Reapareció el Ron Valle, En 1939, y más adelante, se estableció otra industria, la del Ron Puerto.

La fábrica de ron Aldea, se trasladó, en 1969, desde La Aldea de San Nicolás (Gran Canaria) a San Andrés y Sauces (La Palma ).

Fundador

El fundador de Ron Aldea, Manuel Quevedo Alemán, nació en Arucas (Gran Canaria) en 1872 y vivió durante su infancia el auge de los cultivos de caña de azúcar y las fábricas azucareras en la ciudad. Su familia tenía una importante tradición en el mundo azucarero, con su padre y tíos involucrados en este negocio.

Aprendió el oficio de la mano de su tío, José Alemán Castellano, y fue maestro mayor en la fábrica de azúcar de Becerril. Posteriormente, emigró a Cuba, y luego a Republica Dominicana, donde adquirió experiencia en el mundo de los ingenios azucareros.

De regreso a Gran Canaria, a principios del siglo XX, Quevedo trabajó, junto a su padre y su tío, en la fábrica de azúcar de Bañaderos y, después, en La Máquina de Guía. En 1909, sustituyó a su tío como director de esta última fábrica, convirtiéndose en un reconocido maestro del azúcar y el ron.

Bajo su dirección, la fábrica estuvo en pleno funcionamiento durante unos cuatro años, pero debido a los efectos negativos de la Primera Guerra Mundial, la producción se vio limitada y finalmente se detuvo hacia 1916. La fábrica fue vendida en 1919 al industrial y banquero maderiense Henrique Figueira da Silva, quien se llevó todos los equipos y motores a Funchal (Madeira, Portugal), llevándose consigo también a Quevedo.

En Madeira, él y su familia vivieron alrededor de 15 años (de 1919 a 1934). Fue director de la fábrica azucarera y de aguardientes de Sao Felipe en Funchal, propiedad de Henrique Figueira da Silva. Durante su estancia en la isla, entró en contacto con los avances tecnológicos más importantes de la industria azucarera, mieles y aguardientes. ron en España

En Madeira, conocida como «A ilha da Aguardente», los ingenios y fábricas competían por producir los mejores rones. Quevedo, aprovechó esta oportunidad para completar su formación como maestro mayor en la producción de azúcar, aguardiente y mieles de caña. Allí realizó numerosos ensayos sobre rones y licores, combinando su experiencia tanto cubana como canaria, con la adquirida de los antiguos azucareros de Madeira. r

La historia de Ron Aldea es una fascinante mezcla de perseverancia, innovación y cambios en la industria del ron en Canarias. Después de la estancia en Madeira, Manuel Quevedo regresó a su tierra natal con un nuevo contrato comercial para fundar una pequeña fábrica de ron en La Aldea, Gran Canaria, en sociedad con los empresarios Federico Pérez y Miguel Jorge León.

Desde Madeira, Quevedo comenzó a enviar las primeras plantas de semilla de caña de azúcar a La Aldea, a través de la línea marítima de cabotaje. A su regreso en 1935, utilizando materiales recogidos de chatarras de fábricas cerradas en Arucas y Tafira, recompuso un sencillo molino, para triturar la caña, y un alambique Egrott del siglo XIX. Así, en 1936, se abrió la fábrica de La Aldea y comenzó la producción de un nuevo tipo de ron, mediante la destilación directa del guarapo fermentado de la caña, utilizando caldeo directo en lugar de la melaza residual, como era común en los rones del mercado internacional. Este tipo de ron era conocido como «ron agrícola», similar al que se fabricaba en las islas francesas de Ultramar.

En la década de los cuarenta, y principios de los cincuenta, la producción alcanzó una cantidad cercana a los 200.000 litros anuales. Sin embargo, la empresa decidió abrirse a capital exterior, y entró en escena Rodríguez Tascon-Hijos de Juan Rodríguez, productores del Ron de Telde. Adquirieron las acciones de Federico Pérez y Miguel Jorge León, pero posteriormente se separaron de la empresa llevándose consigo un alambique Egrott y un molino, estableciendo su propia fábrica de ron en San Andrés y Sauces (Isla de La Palma), bajo la denominación de Ron Puerto.

Sin embargo, a medida que otras producciones agrícolas aumentaban en la zona, la producción local de caña de azúcar disminuyó significativamente. Los Rodríguez decidieron desvincularse de la familia Quevedo y crearon una nueva marca, Ron del Charco. Esto, junto con la necesidad de adquirir caña de otras regiones, incluidas Tenerife y La Palma, llevó al declive de la fábrica. A pesar de la inversión realizada en su capitalización.

En 1969, por iniciativa de los hermanos Quevedo Estévez, un año después de la muerte de su padre, deciden recuperar el proyecto familiar de Ron de La Aldea. Entran en sociedad para la adquisición de las instalaciones y el alambique Egrott, que la empresa de Rodríguez Tascón había llevado desde La Aldea a San Andrés y Sauces (La Palma), donde se fabricaba el Ron Puerto. Comenzaron a destilar el Ron Aldea, empleando el mismo procedimiento de destilación que su padre había utilizado a partir de 1936.

Jose Manuel Quevedo Estevez mantiene el trabajo exactamente  igual que le había enseñado su padre. Las décadas de finales del siglo XX, ron Aldea se queda como un ron circunscrito a la isla de La Palma y con muy poca presencia en otras islas  y ninguna fuera de Canarias.

Es en el siglo XXI, cuando ron Aldea cambia totalmente su forma de trabajar y su expansión, no solamente en España, sino también en Europa y América. Todo este ímpetu fue provocado por los hijos José Manuel y María Jesús, que siempre habían trabajado en la destilería.

Ellos restructuraron la destilería y el sistema de cultivo de caña de azúcar, así como la financiación y promoción del ron en otros mercados fuera de la isla.

La caña de azúcar desapareció de todas las islas, salvo en la isla de La Palma. Hoy en día también existen pequeñas plantaciones  en Tenerife y en Gran Canaria. En el Noreste de la isla de la Palma hay algo más de 30 cosecheros, que venden directamente a Aldea su caña de azúcar. Aldea dispone de plantaciones propias. Cabe destacar la finca los Camachos, donde se planta la caña ecológica/orgánica con sello otorgado por la UE, con la que se produce un “single cane” monovarietal,  de ron blanco, producido por la variedad blanca-cristal con ediciones limitadas por zafra.

Aldea tiene un total de 2,5 hectáreas de cultivo Orgánico y otras 7,5 hectáreas de cultivo tradicional. Toda la caña es cosechada a mano, debido al terreno abrupto en la Palma. La producción por hectárea es baja, unas 60 hectáreas, debido a que las plantaciones de  caña se sitúan en el noreste de la isla, donde siempre es más nuboso. Si el lector se pregunta porque no plantar en la parte Oeste, donde el sol siempre abunda, la respuesta es fácil; las plataneras abarcan todo, y además, después del volcán, parte de esa zona de la isla quedo bajo la lava.

Existen 4 variedades principales de caña de azúcar en la isla; la blanca  cristal (dulce y tierna), la motril blanca, la morada y la alistada, esta última es un híbrido entre la morada y la motril, que se caracteriza por sus rayas moradas sobre fondo verde.

El molino de caña fue sustituido por uno más grande. Esto aumentó  la capacidad de molienda y el rendimiento de extracción de jugo. El sistema de fermentación también se cambió, de depósitos de hormigón a acero inoxidable. La fermentación dura alrededor de 30 horas, con 6 tanques de fermentación. El jugo de caña llega con un brix de 15º, dando un grado alcohólico, después de LA  fermentación de 8, 3º a 9º.

En cuanto a la producción, el gran cambio fue sustituir la antigua pequeña columna Egrott, de solo 6 platos, por una más moderna y grande fabricada en Brasil. Totalmente en cobre, con 12 platos de destrozadora y 4 platos de concentración. El aguardiente se saca entre 65º a 75 º, aunque la columna puede llegar a más grado alcohólico. Prefieren la extracción a ese grado, al estilo del ron agrícola francés. Es una columna basada y diseñada en el sistema de la antigua columna. Ellos querían mantener su tipo de ron a toda costa y no tener grandes diferencias.

Hoy por hoy, la calidad del ron Aldea ha aumentado considerablemente por el gran trabajo de la empresa. Destila 10 horas al día en zafra y la capacidad de la columna es de 3.000 litros día.

Otra de las novedades que introdujo el actual Quevedo, es un sistema de caldera de biomasa. Antiguamente se hacía con  fuego de leña directo, lo que hacía difícil controlar las temperaturas en la destilación, con picos de temperatura.

En la parte comercial, se ha realizado una expansión en los mercados europeos y americanos. Lo que cambia la isla, es la llegada de cruceros, que provoca el aumento considerable de las ventas en la propia destilería, así como los tours turísticos. Hoy en día se pueden realizar visitas a la destilería y comprar toda la gama de rones en la tienda anexa. Hay que destacar la impresionante vista, ya que se sitúa en un acantilado a pie del mar, y un pequeño puerto de pescadores. Cerca de allí está el Charco Azul, una serie de piscinas naturales de agua marina, donde uno puede bañarse con tranquilidad, aunque el mar esté bravo.

Proyecta hacer un pequeño hotel de 5 habitaciones, justo encima de la destilería, lo que haría que muchos viajeros, amantes del ron se hospedasen allí. Dormir en ese enclave es algo único, yo he tenido la suerte de disfrutarlo.

Ron Aldea es, sin duda alguna, el mejor exponente de los rones de España. Cuando aprendes a tomar un ron de jugo de caña, te atrapa por la cantidad de aromas que aporta en boca y en nariz. Sientes el “terroir”, la tierra donde creció la caña. Es un mundo maravilloso y muy desconocido para muchos habitantes de las islas canarias y de toda España.

La mayor parte de los rones en el mundo son de melaza de caña, que es un residuo de la extracción del azúcar. Por eso un ron puro de jugo no puede ser económico, ya que hay mucha gente trabajando detrás de la marca en cuestión. Ambos son diferentes y buenos, pero un ron agrícola es otra dimensión para los roneros. Pero llegar a esa dimensión no es fácil y te tienen que enseñar a apreciar esos sabores muy cerca de la caña.

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