Que viene el lobo…

Los piquetes en vendimia, en mi zona de Valdepeñas, son el pan de cada día justo cuando se tendría que empezar a generalizar la recogida del fruto. Y parece el cuento de nunca acabar. Como si no se tuviera todo el año para negociar y que no pasara siempre lo mismo.
El nuevo Consejero de Agricultura, Francisco Martínez Arroyo, aprovechó su paso por el acto institucional de las Fiestas del Vino de Valdepeñas para asegurar que ya se está trabajando para que haya un acuerdo previo a la campaña el próximo año. Se me antoja poco para una Denominación de Origen que pasa por ser una de las enseñas principales de nuestra piel de toro y que aún no ha dado con la tecla para que el pago de la uva deje contentas a ambas partes.
De un lado, los 3.000 agricultores de la zona de producción quieren un precio digno, que se fija días después de que se inicie la campaña en algunas variedades; y, de otro, los industriales, que dicen que cuesta cada vez más vender, a pesar del crecimiento de esta Asociación Interprofesional del 4 por ciento en el último año y del 18 acumulado en varias campañas. Desgraciadamente, lo que se ve en las tablillas hace que no haya apenas diferencias entre la uva que se entrega para DO y la que va destinada a mesa. Y esto es lo que ha provocado la paralización de la vendimia.
Uno de los bodegueros, el único que hizo alusión a esta cuestión, dijo en la entrega de premios del Túnel del Vino que es muy duro estar por la mañana y por la tarde en la plaza por no poder ir al campo por la mañana y aprovechar el jolgorio de las Fiestas por la noche. Se podrían decir muchas cosas, como me comentaban varios agricultores, e incluso haría falta una renovación para no ver siempre las mismas caras y tener que oír siempre las mismas soflamas: que si un representante es sólo la voz de su amo, que si el otro se ha visto envuelto en un episodio judicial del que ha salido indemne en la condena, pero no en el terreno de la ética…
Mientras tanto, con las últimas lluvias, el fruto ya no puede esperar más en las viñas, mientras siguen las medidas de presión de aquellos que han consentido, por ejemplo, que se mantenga la figura del Tinto Valdepeñas o han cejado a la hora de pedir en las contraetiquetas las variedades de los vinos, para controlar mucho más la elaboración; al tiempo que su presidente, Carlos Nieto, mantiene con razón que el espectáculo ofrecido estos días no es bueno para una institución. Aunque tampoco se da buena imagen paralizando los presupuestos, el marketing y otras muchas cuestiones, porque, por no tener, este año no ha habido ni país invitado.
Como reflexión, he escuchado muchas veces que, al contar en la zona con algunas de las firmas más importantes de España, algo que corroboran los rankings publicados recientemente por el portal Vinetur, la mejor campaña de marketing posible sería pagar mucho mejor el fruto o incentivar de forma muy fuerte la calidad, redistribuyendo los beneficios que luego se hacen públicos en Alimarket. Porque no se puede mantener un discurso de austeridad o de problemas en la comercialización cuando tus números son cada vez mejores.
Y, por su parte, los agricultores se tienen que hacer mirar lo de recordar estos días que no haya quedado una sola cooperativa en pie en Valdepeñas, porque no se puede vivir siempre en el pasado.
Por último, digo yo, ¿no se pueden sentar a hablar en octubre nada más acabada la vendimia para que luego no tengamos que estar parapetados y temerosos de que, en un momento u otro, pueda venir el lobo?
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José Luis Martínez Díaz
Licenciado en CC. de la Información, miembro de la AEPEV y de la FIJEV.
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