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Proyección de campaña

El 3 febrero, 2016

Coyuntura vitivinícola mundial: evoluciones y tendencias

Aunque no soy muy amigo de hacer predicciones, ya que el riesgo al equívoco es grande, y más en esto del vino, en esta ocasión me atrevo, con todas las precauciones posibles, a hacer un avance de lo que puede ser esta campaña en los graneles.

Hay situaciones que te permiten vislumbrar lo que puede suceder, pero siempre está el riesgo del error. No obstante, si se analizan los datos y examinan las posibilidades, se puede intentar hacer un avance.

En estos momentos, y desde que terminamos la vendimia, los precios han permanecido más o menos estables. Las exportaciones, con los datos que tenemos hasta noviembre, van al alza, tanto en cantidad como en precio. El consumo interno, por fin, ha subido ligeramente. Y la cosecha podemos determinarla como corta.

Para predecir lo que ocurrirá en un futuro, hay que analizar varios parámetros que pueden modificar el mercado en un sentido o en otro:

La variable de las exportaciones es una de las más importantes: cómo, cuánto y por cuánto se venda el vino fuera de España influirá enormemente en el desarrollo de los mercados.

Otra variable son las condiciones climatológicas; la sequía es muy grande en muchas zonas. Esto puede repercutir enormemente en el futuro de los precios, si de aquí al verano no llueve lo suficiente, es fácil predecir una merma de cosecha y por tanto un casi seguro incremento de los precios del vino.

Igualmente, el cálido invierno que estamos teniendo, donde, en la meseta sur apenas ha helado tres o cuatro días de forma muy suave, y tenemos días calurosos para las fechas en las que estamos, puede hacer, si febrero y sobre todo marzo siguen calurosos, que se adelante demasiado la brotación, aumentado el riesgo de heladas.

Estos datos meteorológicos van a ser fundamentales en el futuro de los vinos, ya que nos arriesgamos a tener otra cosecha corta más, haciendo disminuir los excedentes y, seguramente, aumentando los precios del vino.

Por el contrario, si el resto del invierno y la primavera vienen lluviosos, hecho que solucionaría el problema de la sequía, y la brotación, adelantada o no, no se viera incidida por una helada, la situación sería totalmente distinta.

Predicciones meteorológicas aparte, lo que sí veo posible, a la altura de campaña en la que estamos, es que el precio del vino suba o se mantenga, pero no que baje. (Noten que hablo de posibilidades menores, pero no inexistentes).

En resumen, los datos que tenemos son: cosecha corta, ventas al exterior normales, pero continuas, ventas en el interior estables y posibilidades reales de una próxima cosecha también corta. Así las cosas, no hay muchas circunstancias para que los precios cedan. Sin embargo, si las exportaciones frenasen, las lluvias solucionaran la sequía y viniera una buena cosecha, lo real sería que los vinos bajaran.

Todo esto que les comento, son mis impresiones personales de lo que podría ser lo más probable, según se analiza el mercado. Por tanto, hay que tomarlo con las debidas precauciones; el tiempo nos dirá si es así o no.