OCM, opción o “pesadilla”

Las principales bodegas y la inmensa mayoría de las denominaciones de origen han concluido estos días sus programas de ayuda de la OCM (Organización Común de Mercado) a Terceros Países.
Sin duda, unas acciones necesarias dentro de cualquier Plan de Marketing, pero que requiere de una férrea disciplina y del personal necesario para garantizar su cumplimiento y que el plan final no se convierta en una pesadilla.
Esta línea de ayudas de la administración, que se sufraga con fondos comunitarios, es todo un esfuerzo burocrático y organizativo que marca la previsión de las acciones de promoción en Exportación para este año o para un total de tres, con el que se puede optar a subvenciones de hasta el 50 por ciento de las opciones o a perder el aval con el que nos comprometemos a la realización de las acciones y que es del 11 por ciento de cada uno de los programas, porque hay que justificar, al menos, el 80 por ciento de cada uno de los paquetes de países extranjeros en los que se presentan medidas.
Dado que todo está sujeto a la aprobación previa, queda poco margen para comunicar cambios por escrito en las acciones concretas y en ocasiones los responsables de las bodegas no son capaces de distinguir entre lo que es, por ejemplo, una presentación o una promoción en el punto de venta, lo que les acarrea no pocos disgustos, al igual que si no se canalizan todas las compras desde una cuenta bancaria única y no se garantiza la trazabilidad de todas las acciones.
Conozco ejemplos de directivos que han pasado gastos de avión en “primera”, algo que no cubre el plan y que no se puede enmascarar, dado que se requiere, por ejemplo, la tarjeta de embarque; o de cambios que no se han comunicado por escrito y que hacen peligrar inversiones millonarias, si imposibilitan que llegue al porcentaje mínimo de justificación.
Y, como siempre, en líneas generales, se favorece especialmente a las bodegas grandes, que cuentan con grandes departamentos de Exportación y con personal de apoyo de todas las áreas de la compañía involucrada, siempre que se trate de acciones que se vienen desarrollando año tras año y que son demandadas por los principales clientes de forma gradual, por ejemplo, en forma de misiones comerciales inversas o en acciones de Marketing directo en cadenas de supermercados, algo para lo que hay que guardar todos los folletos que sean necesarios y material fotográfico para justificar que se han realizado.
Desde luego, los bodegueros que crean que es sólo una forma de pagarse los viajes, unos establecidos en el tiempo y otros no, o para pagar de forma subrepticia a comisionistas o delegados en el exterior se pueden caer con todo el equipo, dado que las acciones están bastante encorsetadas y los gastos de personal se han reducido este año a la mínima expresión. Además, no debemos olvidar de que es un plan serio, que nos obliga a guardar toda la documentación durante cinco años y que nos vemos expuestos a múltiples auditorías internas y externas. Esto hace desistir a muchas bodegas, aunque lo que no es lógico es que algunas denominaciones de origen obvien estas ayudas.
Sin duda, hay que caer en todo para asegurarnos que la presentación de nuestro plan sea una opción que planteemos año tras año y que nos cubra las partidas de Marketing que nos piden algunos de los principales clientes de Exportación; prospección de nuevos mercados y distribuidores y un sinfín de acciones de Publicidad, Promoción y Marketing que contempla la OCM y que son una gran opción.
Lo contrario; la desidia, las pocas ganas de trabajar, la prepotencia de muchos directivos, el desconocimiento o el desinterés de los responsables de las bodegas puede llevarnos a que la OCM sea nuestra gran pesadilla.
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