Lucha dialéctica entre sectores

Las estrategias entre sectores ante las campañas de vendimia siempre es la misma desde hace más de un siglo en numerosas zonas de producción españolas. A conveniencia, se utiliza la previsión de una mayor o menor cosecha de uva para tratar de influir en el precio del fruto al alza o a la baja.

Poco varía, por tanto, lo que se escribía hace un siglo sobre esta cuestión a las cabeceras de hoy. Siempre es más de lo mismo, máxime, salvo en los contados sitios donde suele haber contratos plurianuales entre bodegas y particulares, cuando se trata de un producto perecedero que no espera a nadie y que suele entregarse en las bodegas incluso sin saber lo que nos van a pagar por ello. Es como si fuéramos a una gran superficie y cogiéramos un artículo y no pasáramos por caja, sin saber su valor…

Por inusual, sorprende gratamente que firmas conocidas como Freixenet avancen que van a pagar la uva blanca un 21 por ciento más cara en relación al año pasado hasta completar 50 millones de kilos, lo que supone un 10 por ciento más. Es decir, que pagará más por más cantidad de uva. Sin duda, todo un ejemplo en prestigio de imagen y marca. Todo lo contrario que en zonas de La Mancha, donde El Correo del Vino ha avanzado que el kilogrado estará en torno a las 3 pesetas, frente a las 5,50 a las que se pagó en 2012, teniendo en cuenta las previsiones de crecimiento de cosecha de un 15 por ciento.

Aquí en Castilla-La Mancha, donde se espera una cosecha de cerca de 23 millones de hectolitros, más de la mitad que en toda España, resulta que a los políticos se les llena la boca de hablar del incremento de las exportaciones y sitúan al vino como punta de lanza y, en especial, a la provincia de Ciudad Real, que podría sobrepasar los 10,5 millones de hectolitros. Ciudad Real acapara, por tanto, la cuarta parte de la producción nacional, y cuenta con algunas de las firmas bodegueras más importantes, que se mueven como pez en el agua en estos tiempos de crisis.

Con lo anterior, se prevé “movidita” la vendimia en la zona de Valdepeñas, que es la que más conozco y la que más cercana tengo, aunque históricamente siempre han ajustado al alza los precios de la uva, en torno al 25 por ciento, según los tipos. Sin cooperativas en las que los agricultores se hagan fuertes, desgraciadamente, todo podría quedar en unas cuantas algaradas en torno a la Casa del Agricultor y alguna de las principales bodegas, aunque todo vuelve a su cauce, porque al final la uva no entiende de reivindicaciones y hay que llevarla a los lagares.

Claro que es cierto que el hectógrado de vino ha bajado de los casi 6 euros que llegaron a pagarse el año pasado a menos de 3,60 y que eso incluye, como es lógico, a la hora de solicitar mesura en los precios. De todas formas, si el propio sector global no se autorregula como ha hecho historicamente Rioja, por ejemplo, podemos encontrar la paradoja de que, por un lado, se riega a hurtadillas en contra de los reglamentos de muchos Consejos Reguladores, se incrementa la cosecha y bajan los precios…

Sin tapujos, habría que tender a primar definitivamente la calidad de la uva, a olvidar por completo la palabra granel y a establecer mecanismos de control muchísimo más amplios y eficaces para que se cumplieran los rendimientos máximos y a que no se especulara con el “papel” de los viticultores para que las bodegas “califiquen” vinos de uvas que ni siquiera se han vendimiado. Y eso con un control mucho más estricto parcela a parcela para que se cumplan todos los requisitos. Con esto, y con otras medidas como las contraetiquetas por tipos de vino y el incremento de controles en las bodegas (en la DO Valdepeñas se ha eliminado un porcentaje altísimo de veedores, lo que imposibilita un mayor control), atajaríamos parte del problema.

En el caso de Valdepeñas, donde se repetirán casi con total seguridad las protestas, parece ya olvidada la resolución de la Comisión Nacional de la Competencia por pacto de precios por parte del sector industrial ahora que la Junta de Castilla-La Mancha ha decidido prescindir de la Comisión Regional, que costaba a las arcas regionales 1,2 millones de euros. Sin duda, un periodo negro institucional que se tratará de retomar con un nuevo responsable de Marketing, que pondrá orden o retocará los 3 ó 4 cambios de imagen corporativa que se han llevado a cabo en los últimos años. Por cierto, que en este punto parece que hurtaron cualquier posibilidad de optar a este cargo público por parte de aquellos que habían trabajado en bodegas de Valdepeñas, algo que es totalmente inaudito, lo que limita la igualdad de oportunidades.

Al final, como dice el refrán, y pese a que muchas acciones futuras en las campañas de vendimia son totalmente previsibles, “Los perros ladran, la caravana pasa”…

José Luis Martínez Díaz Licenciado en CC. de la Información, miembro de la AEPEV y de la FIJEV.