Los prescriptores del vino

Carmen Lomana y Chencho Arias como principal reclamo de una acción de marketing en una Denominación de Origen. No es ninguna broma, es algo que acabo de leer recientemente y que echa por tierra todo el ‘glamour’ que nos llega de Norteamérica.
Como los vinos que gestan la guapa pareja formada por Angelina Jolie y Brad Pitt, que bien podrían ser dirigidos por Francis Ford Coppola, otro referente en el vino del país más importante del mundo.
A Coppola podríamos ponerle como contrapeso a José Luis Cuerda, que está haciendo grandes blancos en Galicia, como el diseñador Roberto Verino; o como el gran actor internacional Antonio Banderas que también tiene su aquel con sus vinos de Ribera del Duero; al igual que el cantante Julio Iglesias, con Bodegas Montecastro. Pero sigo sin ver los equivalentes a Lomana y Arias, que seguro que los habrá.
Hasta el diestro Fran Rivera se ha atrevido a aparecer en los photocall con sus vinos de Ribera del Duero y de, cómo no, Toro de las Bodegas Liba y Deleite. Claro que otros famosos salieron escaldados de la iniciativa denominada “14 Ases”, que compartían ex futbolistas como Sanchís, Butragueño o Martín-Vázquez. Eso sí, lejos del empaque que daban como prescriptores y accionistas Ronaldo “el gordo” e Imanol Arias en Cepa 21.
Al menos, recibo con alegría el ingreso de Bodegas Iniesta, de nuestro querido Andrés, a la Federación Española del Vino (FEV), lo que sin duda es un paso importante que deberían dar otros muchos. Más cuando en el horizonte se vislumbra un nuevo ataque frontal al vino y a su cultura con las políticas que va a desarrollar Ana Mato para la prevención de hábitos no saludables, donde ha seguido poniendo al vino en el foco. Aunque mientras que no enseñemos en el colegio que somos un país vitivinícola, con una cultura milenaria que encierra todo lo que contiene una buena copa de vino y sepamos enganchar a los jóvenes –ya con la mayoría de edad- en el consumo moderado, estaremos siempre haciendo las cosas a hurtadillas, con miedo y sin visos de continuidad.
Y clave en todo lo anterior será encontrar referentes para potenciar el consumo moderado de vino, que ha convertido a Estados Unidos en el referente planetario porque nos meten por los ojos en todas las películas copas rebosantes de vino en las mesitas de noche, en el baño, en la cocina y en todos sitios. Hasta David Beckam se ha aventurado a comprar una bodega en Napa Valley.
Incluso un apátrida como Gerard Depardieu enarbola la bandera del vino, junto a cantantes como Sting o Bob Dylan y sus referentes españoles Joan Manuel Serrat o Miguel Bosé. Otros, como Emilio Aragón, en Martúe, o Juan Echanove, que ha empezado a elaborar un vino denominado Cinema, se unen a una lista de potentados como Cortina (Pago de Vallegarcía), Carlos Falcó (Dominio de Valdepusa), Amaya Arzuaga o José María Entrecanales (Arrayán), entre otros.
Pero lejos de algunos nombres que ya suenan demasiado añejos, seguro que habrá que estudiar el nuevo lenguaje de los jóvenes y sus nuevos gustos e intentar recabar para la causa a aquellos prescriptores que merezcan la pena. Porque no creo que mucha gente se acuerde de que Inocencio Arias fue directivo del Real Madrid, diplomático e incluso actor erótico; mientras que Carmen Lomana no creo que pudiera sostener siquiera una copa de vino sin tener un esguince de muñeca con esa pose clasista, lejana y extemporánea.
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José Luis Martínez Díaz
Licenciado en CC. de la Información, miembro de la AEPEV y de la FIJEV.
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