La ínsula Barataria
Bodegas Insulares ha utilizado vino manchego para elaborar vino de Tenerife y lo han hecho con el argumento de mejorar los vinos de la zona. Algo que no encaja de ninguna forma cuando en las informaciones aparece como vino de mesa y cuando de lo que se trata es de alcanzar singularidad y especifidades en el resultado final, acordes a cada indicación de calidad.
Hacer este tipo de prácticas está bastante extendido en numerosas zonas del país y no debemos rasgarnos las vestiduras, pero lo realmente grave es que el Cabildo de Tenerife esté detrás de la citada compañía de forma mayoritaria, en un 49%, y se enarbole la promoción de los vinos de la zona, el desarrollo endógeno y todo lo demás.
Claro que es totalmente reprobable que los medios insulares centraran el foco en la procedencia del vino, en lugar de remover cielo y tierra contra la negligencia de la administración, en este caso por acción u omisión. Así, en las cabeceras de las Islas Afortunadas han podido leerse titulares como “Venden como vino de Tenerife 7.000 litros de Valdepeñas”, al tiempo que reproducen una factura con el logotipo de Bodegas Yuntero. Este es el primer error grave, dado que Manzanares es una localidad que no está adscrita a la Denominación de Origen Valdepeñas.
Es un error de bulto, al igual que el número de veces que aparece la palabra “caldo”, incluso en el titular “El caldo de Jesús del Perdón”, porque, eso sí, cuando ya ubicaron definitivamente la bodega, hicieron todo un derroche descriptivo con la información que aparece de la Cooperativa Jesús del Perdón, que es el nombre real de la firma, a pesar de que su nombre más comercial es “Yuntero”.
Menos mal que nunca ha habido un escándalo alimentario en la “bebida más higiénica de todas las posibles”, que diría Pasteur, porque muchos informan como si hubieran encontrado trazas de caballo en un pepito de ternera. Lo que no escapa a nadie es que incluso bodegas y zonas muy afamadas se nutren de cisternas de diferentes puntos de España y, aunque cueste creerlo, en bodegas mediocres acaban vinos muy caros ante la falta de estrategia comercial y venta de muy reputadas bodegas que acaban mezclándose con otros con mucho menos color, grado y calidad para mejorar el conjunto de la mezcolanza.
Sin duda, algunos se echarían las manos a la cabeza viendo facturas de compra de vino de bodegas de famosos o de grandes proyectos fraguados durante el boom de la construcción que acaban en medianos y grandes operadores del mercado. No obstante, esta solución es mucho mejor que acabar en promociones de “derribo” en cadenas de hard discount como Aldi o Lidl, porque nuestra estrategia de precio quedaría herida de muerte. En este sentido, importantes firmas bodegueras han quedado escaldadas por las promociones de Lidl con las ofertas en la segunda unidad, que desembocan en la paradoja de que el coste unitario quede por debajo del coste de venta, algo prohibido por la Comisión Nacional de la Competencia, aunque eso es harina de otro costal.
Por lo anterior, no debemos ser muy categóricos, porque yo mismo he visto salir uvas de variedades blancas recogidas en cajas de plástico que van a parar a Galicia y, desde pequeño, cisternas que iban a parar a otras regiones españolas. Lástima que con las nuevas matrículas ya no podamos identificar la provincia, como antes.
Por dar sentido al titular de este artículo e hilando con todo lo del principio, el propio Sancho, que se autodefinía como “mojón” -lo que vendría a ser hoy en día un catador-, podría fijar su Ínsula Barataria en las Islas Canarias, porque, como manchego, podría sentirse como en casa empinando el codo y apretando la piel de cabra de su bota a dos carrillos, al tiempo que da buena cuenta de unas papas arrugás con mojo picón.
José Luis Martínez Díaz
Licenciado en CC. de la Información, miembro de la AEPEV y de la FIJEV.
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