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La DO Vinos de Madrid lucha por su marca

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Vinos del Bierzo: calidad y diversidad
Vinos del Bierzo: calidad y diversidad

Vinos de gran calidad, pertenecientes a una denominación de origen cuyo nombre resuena en guías de turismo, citas de moda, candidaturas olímpicas, canciones casi siempre melancólicas… pero no en la mente de los consumidores a la hora de pedir un vino: la DO Vinos de Madrid.

Hace un par de semanas el madrileño barrio de Conde Duque acogía la II Semana del Vino de Madrid en sus bares. Una propuesta donde asiduos y curiosos podían probar una carta más amplia de vinos pertenecientes a dicha DO, a través de una ruta por decenas de locales y una serie de catas diseñadas para la ocasión.

Para marcar el inicio de esta semana enológica, se celebró una mesa redonda titulada “Las Denominaciones de Origen en contacto con la realidad”, un foro con representantes de la DO Madrid, bodegueros, hosteleros y consumidores, para hacer un análisis sobre la situación de la denominación de origen madrileña desde los diferentes puntos de vista.

Uno de los mayores problemas de la DO Vinos de Madrid es su falta de fama. A pesar de tener vinos con gran calidad reconocidos por diversos concurso nacionales e internacionales, en los que destacan especialmente la calidad de sus garnachas, no es de las más conocidas a nivel nacional, ni siquiera de forma local, tal vez porque como decía Mario Barrera, director técnico de la CRDO Vinos de Madrid, “en Madrid somos poco regionalistas y hay un amplio mercado frente al que competir”. O tal vez, incluso, por la dificultad que entraña asociar una urbe como Madrid a la actividad agrícola, en cuyo corazón, a primera vista, sólo se ve asfalto, como apuntaban también desde la DO.

Sin embargo, desde la Unión de Amas de Casa, Consumidores y Usuarios de la Comunidad de Madrid, afirmaban que “los consumidores no compran ni prueban lo que no se les ofrece”. En este sentido, coincidía con los representantes de la denominación; hay una ardua labor pendiente.

Los vinos de Madrid se pueden encontrar con más facilidad en cartas de restaurantes ‘top’, incluso en mesas en el extranjero, pues, por ejemplo la bodega Bernabeleva exporta un 85% de su producción, pero hay mucho trabajo por hacer en la hostelería media.

Con este tipo de iniciativas se pone en funcionamiento esa parte de la maquinaria. El consumidor general puede probar más vinos de Madrid al tener una mayor oferta por copas, lo cual fomentará que en un futuro siga solicitando y consumiendo tal producto.

Pero el problema no se reduce sólo a la ignorancia del producto por parte del consumidor. El problema de raíz con el que parecen estar todos los sectores de acuerdo es la falta de marca “Madrid”. Desde la bodega Bernabeleva, Marc Isart confesaba: “te haces de una DO por inconsciencia, ignorancia y sobre todo por la búsqueda de amparo, pero, en este sentido deberían centrarse más en el origen y hacer marca, no tanto en la calidad, que de eso ya nos preocupamos desde la bodega”. Además, afirmaba que a día de hoy, no sabría decir si vende más porque el cliente reconocía la marca de la bodega o por la DO a la que pertenecía” .

Barrera, por su parte, aseguraba que la falta de financiación era un problema para la promoción de la DO pero que, a pesar de ello, la Administración estaba volcada con la causa. Aunque, a juzgar por lo poco que resuenan los vinos madrileños en actos institucionales, ferias y demás espacios, frente a otras actividades madrileñas para las que se emplean miles de euros, parece que para la promoción de los Vinos de Madrid se ausenta algo más que el parné.

Otro de los problemas en esta promoción, que salió a la luz durante el foro, fue la baja producción. Si bien puede ser un problema a la hora de estar presente en todos lados, como otras denominaciones, no debería ser un impedimento para reforzar su imagen, hacer gala de su calidad y estar posicionado como un vino de calidad, reconocido y codiciado. ¿Cuántos alimentos son preciadísimos a nivel mundial a pesar de (o gracias a) su escasez?

“Que no haya una marca ‘Madrid’ es un poco culpa de todos”, se oía entre alguna voz espontánea del público. No hay dinero, no se publicita, no se consume, no se pide y por tanto al final no se vende y no hay dinero.

El problema, ya sea de dinero, nivel de producción o campañas de publicidad, se pudo mitigar, aunque fuera sólo por unos días, a través de la ruta enológica por los bares de Conde Duque durante la II Semana del Vino de Madrid. Quien se acercó y quiso degustar la calidad de los vinos madrileños pudo hacerlo con ejemplos como 30.000 maravedíes de Marañones, Licinia, La Maldición o Navaherreros de Bernabeleva, Las Retamas de El Regajal o DÓrio de Bodegas Andrés Ruiz.

Tal vez a los madrileños nos haga falta creer en nuestro producto, como señalaba un distribuidor desde el público en aquella reunión; tal vez seamos poco regionalistas; tal vez Madrid se haya encargado más de acoger a todo producto (y persona) allende sus fronteras que promocionar los propios; pero lo que no puede ponerse en duda es la calidad de los frutos de sus viñas, a pesar de que se ignore o no se publicite. Tal vez Madrid tenga que comenzar a creerse la calidad de sus vinos, pero también bebérsela.

 

 
Susana Molina
Periodista

 

Foto: Susana Molina

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