Joven y con muchos años de experiencia

No son pocas las ofertas de trabajo, y el sector del vino no es una excepción, en el que decenas de consultores escudriñan el mercado laboral en búsqueda de perfiles atractivos para sus candidaturas.
Infojobs, Linkedin o portales especializados como Vinoempleo, del que ya hablé de forma específica en esta columna, son el ruedo en el que lidiar con las ofertas que salen a la luz.
Teniendo en cuenta que en una ocasión leí que cerca del 85 por ciento de los puestos de trabajo no llegan a publicitarse nunca, seremos conscientes de la importancia de nuestra red de contactos y de los logros que hayas podido cosechar a lo largo de tu trayectoria profesional, que son tu principal reclamo en esta lucha. La “profesionalidad” ha de ser, por tanto, siempre la palabra clave que nos mueva en las múltiples decisiones que adoptamos a lo largo y ancho de nuestra vida laboral.
Lo que no es tan normal es la obsesión por candidatos que apenas superen la treintena y que lleven a sus espaldas una larga trayectoria, tarea que se le ha velado a muchos jóvenes en nuestro país y que es harto complicada.
Tampoco es un ardid adecuado que, pese a que tu edad sea más avanzada -en torno a los 45 años es en mi opinión en la que mejor puede conjugarse experiencia y saber estar-, aseguren los consultores que les ha gustado mucho tu perfil, pero que están buscando uno más “junior”, cuando en realidad están diciendo que están buscando pagar poco por una trayectoria que les atrae, pero que están encorsetados desde el Departamento Financiero.
Luego queda muy bien todo eso que vemos en el Facebook de que “no nos pagan por lo que hacemos, sino por lo que hacemos” y que hemos de hacernos valer para que muchas profesiones liberales -creativos de diseño, periodistas, relaciones públicas, marketinianos…- no seamos “el coño de la Bernarda” y trabajemos menos que por amor al arte.
He tenido muchas entrevistas y he llegado a procesos finalistas de casi una decena de grandes grupos bodegueros. Todo es cuestión de matices tan sutiles que, al final, no puedes ni hacerte una idea de lo que están buscando en una posición en concreto. Sí priman que no les vayas a dejar tirados, tu experiencia, que sepas trabajar en equipo, que seas resolutivo y que crees buen rollo; o incluso todo lo contrario, porque en determinados hábitats laborales se piensan que es mejor siempre estar bajo presión, algo que creo personalmente que es un gran error.
Afortunadamente, desde hace más de un año no me preocupo de todas estas cuestiones o de si realmente, en tu feedback con un consultor, eres solamente un número con el que rellenar el cupo en un proceso concreto. Decir que ya no escucho a nadie tampoco es apropiado, porque, si somos capaces de aguantar la “pellá” con los televendedores de telefonía, nunca sabemos si la llamada que vamos a recibir de Hays, Michael Page, Dopp o Adecco vaya a ser la del trabajo de nuestra vida.
Eso sí, llegado el caso, dejaría meridianamente claro que, si les he llamado la atención por mi perfil, mi formación y/o mi experiencia, fueran muy claros sobre los pasos a llevar en el proceso o incluso poner por delante que sólo trataría directamente con los responsables de la bodega.
Y, desde luego, para mí lo más importante sería ver un proyecto consistente detrás y no el fiel reflejo de aquellos que van al mercado y que piden, como se suele decir en mi tierra, algo que es totalmente contradictorio y tan difícil como soplar y sorber al mismo tiempo: “una bacalá gorda y que pese poco”.
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José Luis Martínez Díaz
Licenciado en CC. de la Información, miembro de la AEPEV y de la FIJEV.
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