Interprofesional del Vino: ojalá funcione
A marchas forzadas y con diversidad de opiniones se ha creado la Organización Interprofesional del Vino Español (OIVE). Ahora que está lanzada, se deben imponer la reflexión y el sentido común para que funcione.
Cualquiera que haya seguido en los medios especializados y generalistas su creación, se puede ir formando opinión sobre la misma y para muestra un par de botones; en la nota de prensa del MAGRAMA, la ministra García Tejerina destaca “transparencia, la innovación, la regulación de la oferta, el impulso a la contratación y la mutualización de los riesgos en los mercados exteriores”, así como “la puesta en marcha por el Ministerio a disposición del sector de un Panel de información sobre el consumo de vino y de otras bebidas. Con esta herramienta, ha explicado, “podremos conocer la evaluación de las pautas de consumo, del precio con que llega al consumidor o del volumen consumido”, lo que aportará transparencia y ayudará a los operadores a definir sus estrategias comerciales” (las negritas son de la nota).
En el portal agrario Besana se recogen las opiniones de otros protagonistas, los más importantes, de la creación de la OIVE. Ángel Villafranca, presidente, incide en la promoción del consumo moderado de vino y apostar por la investigación, el desarrollo y la innovación; Andoni García, de COAG, piensa en cómo afrontar la desregularización –liberalización- de los mercados pensando en el futuro; Pedro Barato, de ASAJA, dice que la OIVE es buena sólo por existir y, finalmente, Julián Morcillo, de UPA, tiene como prioridad avanzar en los contratos tipo de compraventa de vino y me imagino que de uva también.
Qua cada uno arrime el agua a su molino no debe extrañar a nadie, para conciliar los diferentes intereses es para lo que se hacen necesarias estas organizaciones y todas estas inquietudes están presentes en sus estatutos.
Las dudas viene por otro lado, en los artículos 29 y 31 se habla de Comisiones y Grupos de Trabajo (de momento hay una Comisión Consultiva en la que se invita a participar a otros operadores y organismos que han quedado fuera). La OIVE funcionará o no si es capaz de que estos órganos de segundo nivel sean eficaces y eficientes, una Junta Directiva por sí sola no va a ningún sitio.
Si se mira el título II sobre fines y objetivos, salen dieciocho ¡18! Posibles comisiones, una por objetivo, con mucho trabajo por delante; si, además, de cada una salen tres o cuatro grupos de trabajo con un fin específico, esto se va de madre. Entiendo que la primera tarea de la OEMV debe ser definir prioridades y evitar duplicidades y gastos inútiles. Para eso nada mejor que buscar colaboraciones y alianzas con organismos que ya están en marcha, que funcionan y que ayudan a no partir de cero. Sin pensar demasiado, que estamos en Agosto, se vienen a la cabeza: Observatorio Español del Mercado del Vino (OeMV), Plataforma Tecnológica del Vino (PTV), Grupos de Investigación Enológica (Gienol), ICEX…
No creo que haya que recurrir a KPMG o a Price Waterhouse para hacer un diagnóstico del sector, plantearse unos objetivos (cuantificables) a medio plazo y establecer unas estrategias coherentes y viables para alcanzarlos. Hay en el mundo del vino profesionales de la gestión, el marketing y la producción capaces de hacerlo muy bien y múltiples ejemplos de éxito empresarial y de Indicaciones Geográficas que hay que estudiar, sin prejuicios, y se pueden adaptar sin mayor problema que las reticencias de los propios implicados.
Ojalá que funcione. Por cierto, cómo preguntaba Josep Plá en Nueva York ¿esto quien lo paga?
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Químico Industrial y Enólogo
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Consultor y enólogo
Enólogo que escribe a ratos sobre los temas de los que sabe algo, o eso creo.
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