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En España se come muy bien, pero…

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En la variedad está el disgusto
En la variedad está el disgusto

Está claro que los españoles disfrutamos de una gran variedad de comidas de la más alta calidad, tanto gastronómica como saludable.

Desde unas humildes gachas manchegas, o una chistorra de Zubiri, al plato más elaborado de DiverXo, la naturaleza ha dado a este país todas las condiciones para disfrutar de la comida en su sentido más amplio. También se puede tomar  desde el más simple pincho a un cocido maragato, o un chuletón de Berriz; así que también sabemos “dosificar” la cantidad. Pero todo esto hay que “regarlo” y tampoco nos faltan vinos de calidad, y en una escala de precios al alcance de cualquiera. Así que para la pitanza no nos falta de nada.

Sin embargo la gastronomía va años luz por delante del vino en cuanto a reconocimiento y presencia mediática. Esto debe hacer, creo que está haciendo, reflexionar al sector vitivinícola y se debe plantear una estrategia donde la gastronomía ejerza el papel de “tractor” del vino y vender algo así como  “Spanish way of life” fuera de los tópicos de la sangría, la siesta, el sol y la playa. Aunque tiene que poner mucho de su parte.

En 2014 tuvimos unos 65 millones de visitantes de fuera, de ellos han repetido el 83% (casi la mitad han venido más de ¡diez! veces a España). Esto implica un nivel de fidelización extraordinaria, más que clientes son apóstoles de nuestro país y además se dejan la pasta. De ésta un 15% se gasta en restaurantes o similares; si se tiene en cuenta que la cuarta parte del gasto lo hacen en paquetes pagados en su país, que incluyen alguna comida diaria en el restaurante del hotel,  la cifra resultaría mayor.

Lo anterior son números, si se les pregunta por la motivación un 85% viene por ocio y vacaciones y un 10% explícitamente para actividades gastronómicas. ¡Unos 6.5 millones vienen a comer y beber! Aunque todos tienen que llenar el estómago y saciar su sed. Otro dato, el 61% han usado internet para preparar su viaje y contratarlo, así que la presencia y la situación en los buscadores como la publicidad online hay que cuidarlos con mimo. En este post de veinte motivos que da para visitarnos hay seis relacionados con gastronomía y vino.

El dato negativo: al analizar el gasto medio diario de los turistas en función de la valoración otorgada al viaje, se observa una relación inversa, es decir, a mayor valoración menor gasto efectuado. Por lo que, no se puede concluir que los turistas más satisfechos son los que más gastan. O sea que en el mundo del lujo estamos mal posicionados como país, debilidad que hay que atacar. Resulta raro para los turistas de yate encontrase las tiendas cerradas cuando al anochecer atracan. En el puerto, se sobreentiende. Eso hay que mirarlo.

Si el sector vitivinícola se quiere enganchar al carro de la gastronomía son necesarios productos en el sector del lujo y de los vinos de “boutique” y no por falta de calidad intrínseca, sino de posicionamiento y de canales de comercialización y comunicación. Y, lo más importante, creérselo. La innovación no solo es hacer una botella cuadrada o un vino azul turquesa, también lo es buscar el canal adecuado para que el vino se consuma en su momento. Si en USA el 90% de los vinos se consumen a las 24 horas de su compra ¿qué hace allí un vino que deba beberse dentro de cinco años?

Hace más de diez años recibí de una amiga bodeguera en Toro una botella de su primer vino “Top” cosecha 2000, fui sincero y le dije que era un vino demasiado agresivo pero con un potencial extraordinario; tuvo un gran éxito de crítica, público y ventas, lo que me alegró un montón pero me dejó en mal lugar (cosas de la “parkeritis”). El pasado sábado abrí una botella de ese vino y me encontré con algo exquisito, vivo, fresco, aromático, nada reducido, graso y seguro que va a seguir mejorando. No desmerecía a ningún vino mítico por los que se pagan precios estratosféricos, pero no se le ha dejado llegar.

Es sólo una anécdota, pero ahora que llegan Madrid Fusión y EnoFusión veremos en los telediarios mucho cocinero y mucho chef, pero pocos bodegueros, y es una lástima.

Los datos han salido del Instituto de Estudios Estadísticos.

 

 

Javier Escobar  
Químico Industrial y Enólogo

 

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