El ciclo anual de un viñedo. Capítulo 3. La poda (b)
En el artículo anterior hablaba de la poda. Ahora hablo de sus herramientas y de los restos de poda.
HERRAMIENTAS
La poda, tradicionalmente, se realizaba y se realiza con tijeras de brazos largos. Aunque últimamente se imponen las tijeras semiautomáticas de aire a presión, o las tijeras eléctricas con baterías.
Las tijeras automáticas de aire a presión o las eléctricas tienen como ventaja que se accionan con una sola mano y con un botón. Son más rápidas pues, y menos costosas de utilizar. Además con la otra mano se pueden estirar los sarmientos e ir amontonándolos.
Como inconveniente son muy peligrosas, ya que tienen mucha fuerza. En el caso de las que se accionan por aire a presión, el corte es inmediato y de un solo golpe. En el caso de las eléctricas, el corte es gradual a como se apriete el gatillo. Pero cuando se poda rápido y a destajo, existe la posibilidad de que en un despiste el dedo no quede delante de la tijera. Y por tanto se puede producir un corte fatal.
Por ello, hay que ponerse los guantes de seguridad con dedales de acero incorporados. Estos guantes bajan el rendimiento del trabajo porque entorpecen el paso de la mano entre las varas y zarcillos. Además hay gente que pasa calor, y que le incomoda la pérdida típica de sensibilidad al llevar guantes. Pero son necesarios. La seguridad es lo primero. En la foto, se ve una podadora eléctrica, con la batería que se pone como cinturón, y los guantes de seguridad.
ENFERMEDADES
Hay que pensar que el material de poda es como material quirúrgico. Si no está en condiciones, puede producir infecciones. A nadie se le ocurriría vacunar a centenares de personas con una misma aguja. Por tanto, hay que tener en cuenta la poda segura. Virus, bacterias y hongos se pueden propagar fácilmente. Para ello, hay que sospechar de las cepas que puedan presentar indicios de una enfermedad. No es nada descabellado llevar un pequeño vaporizador de alcohol para evitar infecciones de una cepa a otra.
RESTOS DE PODA
Los restos de poda deben eliminarse de la parcela para no interrumpir faenas y para evitar propagación de enfermedades. La eliminación clásica ha sido con el fuego, retirándose de la parcela con aperos creados para ellos y quemándose en los extremos de las parcelas.
Debido al calentamiento global y a lo poca materia orgánica de nuestros suelos, lo ideal es la trituración de los restos de poda para la incorporación al propio suelo como materia orgánica y proseguir el denominado “cierre de ciclo”.
Como epílogo final de la poda, es una faena de indudable importancia y de mucha tradición. Una poda realizada de forma apropiada hace que se regule la producción, se obtenga la calidad deseada y una rentabilidad máxima de nuestra parcela.
Arturo Blasco
Enólogo
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Licenciado en Enología.
Master en Dirección de Marketing y Ventas.
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