De la viña, hasta los andares
La World Bulk Wine Exhibition cierra su sexta edición con un éxito de participación pero también con un acierto en su ampliación, que este año no sólo se traduce en espacio. Todo lo que puede ofrecer la viña, más allá del vino, en su nuevo espacio The Vine.
El encuentro dedicado al negocio de los grandes volúmenes de vino ha alcanzado este año los 6.000 m2 de espacio y casi la misma cifra en número de visitantes.
Pero no sólo ha aumentado su espacio para dar cabida a los más de 250 productores que han asistido como expositores en esta edición. Ha crecido también como concepto.
A las actividades ya establecidas desde ediciones anteriores, como el Ciclo de Conferencias, el World Bulk Wine Competition que premia a los mejores vinos a granel, el Voice of Wine, donde se quiere resaltar la labor de quienes defienden los valores del vino, y el espacio gastronómico en el que el chef Kike Piñeiro incorpora el vino a sus creaciones, ahora se suma The Vine: “all about the vine, except wine”.
Este nuevo espacio pretende valorizar todas las actividades y negocios que se generan en torno a la viña, a excepción del vino, el cual ya tiene numerosos, aunque a veces parezcan insuficientes, lugares donde promocionarse.
A fin de cuentas, la viña como potencial económico, pero también como recurso reutilizable y reinterpretable. Un paso más para entender la viña como un conjunto donde utilizar residuos y espacios, además de obtener multitud de productos derivados.
Un punto de vista más que necesario, si se tiene en cuenta la extensión del viñedo en países como España. La repercusión de esta forma de entender la viña puede servir como desarrollo económico pero también como mantenimiento de los territorios vinícolas, sin olvidar la necesidad de dirigir la producción de vino hacia procesos cada vez más sostenibles (por economía monetaria y del ecosistema).
Los productos que pueden aprovecharse de la viña son muy numerosos y algunos de ellos estuvieron presentes en esta primera edición de The Vine. Residuos como sarmientos, restos de poda, bagazos o pepitas, que pueden ser utilizados como leña para barbacoa, biomasa o base para extracción de polifenoles, muy demandados en la industria cosmética. Vino para elaboración de productos derivados como mermeladas, vinagres o incluso cervezas, así como cremas, jabones o dentro de tratamientos como la vinoteriapia. Y espacios, tanto viñedos como bodegas, para el uso turístico; una actividad que, además, suele llevar consigo la promoción de la cultura del vino, repercutiendo a su vez en el consumo del gran protagonista de la viña que no deja de ser el vino.
Esta apertura de miras también se ha querido premiar, a través del concurso de posters científicos en el que se buscaba la investigación más innovadora y con más interés para el sector en este tipo de cuestiones. Los concursantes han presentados desde aplicación de polifenoles para la mejora dietética, a la aplicación de abonos derivados de los residuos de la vid para la mejora de cultivos. Aunque el primer premio ha sido para la investigación "Seasoning products from wine pomace with interesting preservative and healthful properties", centrada en las propiedades beneficiosas del orujo de vino, del Departamento de Biotecnología y Ciencia de los Alimentos de la la universidad de Burgos.
Además, este concepto de reinterpretación y reutilización estuvo presente, por otro lado, en el Ciclo de Conferencias de la WBWE, en “Productos derivados de la uva y la vid”, a cargo de Miguel Palma, catedrático de Química Analítica de la Universidad de Cádiz.
Una nueva mirada más que necesaria por sus posibilidades de negocio, su repercusión positiva para la sostenibilidad de la viñas, así como para valorizar el mundo del vino, más allá de la calidad de sus frutos bebibles ya sean a granel o envasados.
Susana Molina
Periodista
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Periodista especializada en el sector del vino.
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