¡De algo hay que morir!
Ya sea por escrito o en alguna canción, a todo el mundo le resultarán familiares frases como “la vida mata” o “vivir es mortal”. También a algún fumador de toda la vida, cuando se le dice que lo deje y, encogiéndose de hombros, contesta: “¡De algo hay que morir!”.
En las últimas fechas uno no sabe si cabrearse o enternecerse al leer en Cinco Días que el vino tiene unas “partículas” que “curan” el coronavirus, la gripe y no sé cuántos males más. En este medio, hace casi dos años, nos posicionamos contra las campañas que, en redes sociales, glosaban supuestos beneficios del vino contra una peste que, en esos momentos en que todos estábamos encerrados, se llevaba por delante a miles de personas que fallecían en soledad sin derecho a una despedida digna. FIVIN, único medio fiable, desmiente ese artículo a la vez que denuncia otro sobre vino y epilepsia.
Se puede seguir con ejemplos y contraejemplos: Wine Spectator se lanza con un titular eufórico –la gente saludable debe beber más- aunque al final del artículo expone las carencias del ¿estudio?, pero… quién llega hasta el final. El contraejemplo viene de un medio canario, vinculado a El Español que dice todo lo contrario –el vino nos deja ciegos- y al final, también, la autora del estudio, de la prestigiosa Universidad de Navarra, concluye “La magnitud de la asociación que encontramos no es muy grande” y que “todavía es necesaria la confirmación de los mecanismos a través de los cuales puede ocurrir esta asociación”. Como siempre, que la realidad no te arruine un buen titular.
A ver, la gente toma vino porque le gusta, hay quien se emociona recordando paisajes y terruños, a la vez que a otros les resulta rico y ¡ya está!
Sin embargo, mientras escribo estas líneas está ocurriendo algo que me recuerda al arranque de la letra del himno de la CNT:
Negras tormentas agitan los aires
Nubes oscuras nos impiden ver
Aunque nos espere el dolor y la muerte
Contra el enemigo nos llama el deber
El bien más preciado es la libertad
Luchemos por ella con fe y con valor
En una sala de reuniones de Bruselas unos señores muy doctos están debatiendo para determinar si el vino produce cáncer y, de paso, colar otra subida de impuestos.
Pareciera que nos quieren colar una “Ley Seca” por la puerta trasera y de paso tocarnos el bolsillo. Por lo que he ido viendo en prensa, mientras los eurodiputados franceses e italianos están beligerantemente en contra, los nuestros andan con división de opiniones (unos a favor, otros en contra y otros de perfil).
En otros tiempos los gobernantes de este país nos querían a todos en el cielo, prohibieron hasta trabajar en domingo –aunque pronto recularon-. Pero ahora nos quieren a todos sanos y vivos; lo mismo es para ‘eutanasiarnos’ –si es que existe esa palabra- después. ¿Por qué no nos dejan en paz? Que cada cual viva y beba como le apetezca, sin necesidad de estar crujido a impuestos, por comer y beber lo mismo que nuestros tatarabuelos.
A ver si somos capaces de quitarnos de en medio a estos neopuritanos, wokes o como se llamen estas modas y les recordamos que “El bien más preciado es la libertad”. Pero han pillado presa y no la van a soltar; al tiempo.
Consultor y enólogo
Enólogo que escribe a ratos sobre los temas de los que sabe algo, o eso creo.
Suscribirse
Reciba nuestras noticias en su email