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Catar: qué y para qué

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Leo en la edición diaria de El Correo del Vino la reseña de la gala anual de la guía de vinos Wine Up! y el titular me llamó la atención: “Enólogos reivindican las valoraciones de los vinos en sistema de cata ciega en la gala anual de la guía Wine Up! «.

El titular no hacía mención a lo típico de estos eventos. Multitudinaria (o selecta) asistencia, homenajeados y premiados aparecen en los subtitulares (en los que se vuelve a insistir en lo de la cata ciega).

El resto del texto se puede leer en el enlace y en él se escribe textualmente: “un nutrido número de enólogos que destacaron, como Pablo Ossorio, la importancia de las valoraciones de los vinos en sistema de cata ciega como única forma objetiva de puntuar un vino independientemente de su origen, marca o bodega elaboradora. En cata ciega se premia al vino y por tanto al trabajo del enólogo y no al responsable de marketing” (sic).

Vaya por delante: soy enólogo, no tengo el gusto de conocer a Joaquín Parra pero a Pablo Ossorio le conozco, le aprecio, le debo favores y hemos pasado muchos buenos ratos en Hispano-Suizas, en Requena y en otros sitios que no hay porqué recordar aquí. Y ahora sigo:

· Me parece un ejercicio de “divismo” por parte de los enólogos y de desprecio a los profesionales del marketing. Luego lloramos porque se vende poco y barato.

· El packaging  es parte del producto.

· Me parece que se desconfía del rigor y la honestidad de los catadores que participan en la guía.

En la guía posiblemente más prestigiosa, la Guía Peñín, explican por qué catan a botella vista, no se cata un producto industrial, se cata un producto sensible a alteraciones y evoluciones no deseadas y se le puede dar un sartenazo a un gran vino de manera injusta por una botella mal conservada. Una guía vive de su reputación y hay que dar por supuesto que los catadores son independientes y no tienen interés alguno en las bodegas y vinos que evalúan; compras la guía o no, les haces caso o criticas sus valoraciones, eso ya es decisión de cada uno.

Caso aparte son los concursos internacionales de vinos, y ya tengo experiencia en algunos, los catadores tienen nacionalidad, y muchas veces intereses directos, lo que puede condicionar sus valoraciones o directamente barrer para casa. Aquí no eres un catador dando tu valoración que puede influir, o no, en tus seguidores, eres un juez y hay que dotar de todas las garantías al veredicto.

En definitiva, hay muchas formas y muchos momentos para catar, desde la distendida en el salón de tu casa a la de calificación de un vino para una DO. En cada momento hay que saber qué categoría de vino estás catando, cuál es su origen y cuál es el precio. Es la mejor manera de ponerse en situación.

Si se intenta ser honesto y permanecer ajeno al ruido ambiental, prescriptores, intereses de zona y relaciones emocionales con la bodega que estás probando, entre la cata vista y la cata ciega prefiero la “cata a sordas”.

 
Químico Industrial y Enólogo

 

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