Benchmarking

El marketing de contenidos está haciendo que proliferen actividades lúdicas para los amantes del vino y a los que se quieren acercar a esta cultura a modo de concursos en los que pueden ir subiendo de nivel a medida que aciertan más preguntas sobre múltiples aspectos de la bebida báquica.
En mi opinión, uno de los modelos más interesantes a seguir es el que mantiene abierto Miguel Torres por su interactividad.
La Federación Española del Vino (FEV) se ha sumado a esta iniciativa lanzando recientemente su propuesta Trivino con el lema “¿Cuánto sabes de vino?”. Da la casualidad que ese es el mismo nombre de una aplicación accesible en la web de Félix Solís Avantis cuyas preguntas yo mismo creé y que allá por 2009 sí que pudo presumir de ser el primer quiz-show de preguntas para el público en torno al vino. Un año más tarde, en 2010 fue una de las actividades del stand con un monitor táctil y con una azafata que animaba a la participación y que distribuía regalos de merchandising por niveles de aciertos.
La iniciativa de la FEV es plausible, aunque sigo pensando que la campaña “Quien sabe beber, sabe vivir” no está teniendo la visibilidad deseable, pero me cuesta creer que se venda este Trivino como novedad. La verdad es que, como es lógico, las grandes bodegas hacen benchmarking de las buenas prácticas de todas las áreas que se realizan en la competencia. Es decir, toman como referencia a los mejores del sector y adaptan las estrategias que aquéllos están desarrollando, dentro de la legalidad. La idea original del propio concurso de Félix Solís vino propiciado de una idea exhibida en una gran feria por otra gran firma española del Cava.
Otra cosa que no entiendo es el porqué de que los usuarios para un concurso de este tipo tienen que ser mayores de 25 años, cuando la mayoría de edad está en los 18 años, volviendo al debate de que muchos de los contenidos que se publican en estos concursos o en webs de bodegas tendrían que ser material curricular para nuestros escolares para que tuvieran constancia, desde pequeños, de que viven en un país vitivinícola y todo lo que representa la Cultura del Vino.
Confieso que he jugado al TRIVINO y que no he podido pasar de ronda al haber acertado sólo 8 preguntas de las diez del primer bloque, un listón bastante riguroso y que no me ha permitido lograr la valoración del juego que parí en su día y que te permitía situarte como aficionado, experto o sumiller, que era el nivel más alto, aunque entiendo que será algo similar, porque, como defiendo, está casi todo inventado.
Esto del benchmarking o de las buenas prácticas nos hace ver cómo han ido evolucionado los propios anuncios de publicidad en el mundo del vino, donde hace un tiempo se preferían montajes más minimalistas sin tanto peso de la marca, algo que fue desembocando en zooms hacia la etiqueta, reforzando la presencia de la marca, que es lo que realmente interesa.
Desgraciadamente, no veo apenas anuncios de vino en televisión y los que hay se centran en patrocinios en Mediaset de los informativos con las marcas de Félix Solís y Pagos del Rey y sigo reivindicando que, sin tapujos, el sector realizara una importante campaña de promoción genérica para el gran público y para cambiar esa tendencia del descenso de consumo de vino en nuestro país. Además, el propio consumo mundial de vino está bajando y habría entonces que estrujarse el cerebro, siendo creativo, o desarrollar aquellas cosas de las que se tiene constancia que han funcionado, porque casi todo está inventado.
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José Luis Martínez Díaz
Licenciado en CC. de la Información, miembro de la AEPEV y de la FIJEV.
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