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Atentos a lo que viene

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En la variedad está el disgusto
En la variedad está el disgusto

En estos tiempos, en los que todo afecta a todo, conviene no infravalorar asuntos que parecen ajenos, lejanos o entretenimiento de políticos y que, tarde o temprano, llegarán al mundo del vino.

En estos días se ha celebrado en Perú la Cumbre del Clima o COOP20, que es el “Órgano Supremo de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático”. Nada más y nada menos. Aunque parece que los 196 países presentes no se ponen de acuerdo, al final lo que salga de estas cumbres acabará llegando a los valles. Entre los llamados negacionistas, como el Nobel de Física  Ivan Giaever, a los miembros del Panel Intergubernamental del Cambio Climático, parece que no hay un terreno intermedio para un sano escepticismo. Aunque desde Malthus hasta los que anunciaban que el petróleo se acabaría ya, lo cierto es que la evolución de las tecnologías conocidas y la aparición de otras nuevas impredecibles han ido aplazando la llegada del Apocalipsis.

El profesor Vián-Ortuño definía, en clase de Química Industrial, a la humanidad como “una enfermedad que le había salido a la Tierra en la piel”; ya en los albores de los 80, en la Universidad se hablaba del efecto invernadero, pero el horrible anglicismo del “cambio climático” todavía no había hecho fortuna. Pero es evidente el efecto de la acción humana sobre el planeta y la sensibilidad que existe en las sociedades desarrolladas. Y todo esto ¿afectará al mundo del vino? Por supuesto.

Buen número de bodegas están certificando su Huella de Carbono o la de algún producto suyo. El cálculo de la misma no pasa de ser una mera estimación por su complejidad (decenas de proveedores de uva, cada uno distinto, por ejemplo), por las diferentes metodologías, por el desconocimiento de las emisiones indirectas (por ejemplo del mix eléctrico) y los límites que se pongan en su cálculo (la expedición del vino, su punto de consumo, etc.) darán valores numéricos no comparables entre sí, lo que implica confusión en el consumidor. Estos cálculos sólo sirven de algo si, manteniendo la metodología, se marcan objetivos de reducción de la Huella de Carbono y estos se alcanzan. Por otro lado, la viticultura ecológica se ve penalizada, ya que sustituye herbicidas y productos químicos por labores que implican mayor uso de medios mecánicos; lo que es bueno desde un punto de vista es malo desde el otro. Lo que está fuera de toda duda es que los términos sostenibilidad, reducción de emisiones contaminantes, ecología y demás están interiorizados en el ciudadano medio de cualquier país desarrollado y van a marcar, están marcando, tendencia en el consumidor. Y en muchos casos conllevan un ahorro de costes, piénsese en las bolsas de los supermercados, por ejemplo.

Viene toda esta larga introducción a propósito de un artículo de Jancis Robinson, del pasado Enero, que estaba guardado para comentar la importancia de la World Bulk Wine Exhibition. En él describe cómo, a partir de la firma en 2005 de un acuerdo para reducir los envases vacíos en Reino Unido, se ha incrementado el embotellado en destino de vinos. En particular, cita el australiano, que ha pasado del 30 al 80%, y por ahí pasará todo vino que no necesite un periodo de crianza en botella. Se podrá argumentar que Australia queda muy lejos y el motivo es la reducción de costes, posiblemente sea cierto, pero se vende como una “ventaja medioambiental” y se disimula en las contraetiquetas. Conviene no olvidar que este mercado históricamente ha marcado tendencia y a través de él han llegado los cierres alternativos al corcho y otras muchas modas que finalmente se han quedado.

Así que menos hacer caso a lo políticamente correcto y a preparase para lo que viene. No hay político que se precie que no haga discurso a favor del embotellado en casa, posiblemente porque es lo que el auditorio quiere escuchar, pero, a la vista de las tenencias en Reino Unido, quizás sea mejor buscar un buen socio que embotelle tu vino con tu marca, para tus clientes y bajo tu supervisión, y así poder llegar al mercado en igualdad de condiciones que tu competencia.

En la Cumbre Internacional del Vino celebrada en Toledo, otro británico, Tim Atkin, dijo algo muy razonable “cuanto más embotelléis mejor os irá” (aunque no dijo dónde) y eso sólo será posible elaborando vinos de mayor complejidad y cuya estancia en botella sea necesaria para alcanzar su plenitud.

 

 

Javier Escobar  
Químico Industrial y Enólogo

 

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