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A robar, a Sierra Morena

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Lo que no se comunica
Lo que no se comunica

“Hemos seleccionado a su bodega para la realización de un reportaje”. Como Responsable de Comunicación en bodegas e instituciones del vino durante más de 11 años, he recibido decenas de mensajes de este tipo…

y casi siempre he sospechado, sobre todo si venían acompañadas de una mención fulgurante al nombre de la empresa para la que trabajan y resaltando el nombre del medio de comunicación para el que han recibido el encargo.

Para examinar la oferta, acto seguido te pones a disposición de tu interlocutor para facilitar cualquier tipo de información, siempre y cuando no suponga ningún coste económico, para que no quede ningún velo de duda desde el minuto uno. Por eso de separar información de publicidad como norma básica del periodismo.

Y siempre suelen decir, salvo que realmente nos hable un periodista que está elaborando un monográfico, que “hay que entender que hay unos gastos de producción” y que es necesario cubrirlos, ante lo cual ya no me queda tan claro que hayan elegido a la compañía para la que trabajo por méritos. Es como si un periodista nos dijera que mientras está hablando con nosotros le estamos gastando la tinta negra de su bolígrafo, al tomar notas.

En una ocasión, recibí una llamada de un medio chino por parte de una comercial española que primero me pidió información y fotos para media página de reportaje sin cargo, aunque con un interés inusitado para entrevistar al presidente. Ante tanta insistencia, le pedí más datos de la publicación y me salió por peteneras haciendo juicios de valor sobre “si así era como trataba a los medios extranjeros”. Les puedo asegurar que no era de Thompson Reuters ni nada por el estilo, a pesar de que hay que tratar a todos los medios con la misma profesionalidad y diligencia.

La cosa no quedó ahí y a los escasos minutos, el presidente tenía en su mesa un fax en el que aseguraba que la había “vejado” y que se había visto maltratada verbalmente por el que suscribe. Al final, todo se solucionó con una bajada de pantalones: “disculpa, he tenido un mal día, cuando quieras vienes, te enseñamos la bodega y le entrevistas”. Pues bien, al final, la comercial, muy bien parecida, con pinta de ex modelo rozando la cincuentena, vino a nuestro recinto y me tocó hacerle una visita guiada. “Al final vamos a ser amigos”, me dijo, mientras hacía tiempo para que pudiera ser recibida.

En menos de dos minutos y medio, estaba pidiendo un par de decenas de miles de euros por una entrevista a un medio de dudosa reputación (consulté con un experto, que no conocía la revista y me aseguró que los medios chinos serios tienen una determinada periodicidad, que esta publicación no tenía), saliendo mi Jefe como alma que lleva el diablo y quedándome yo a solas con mi nueva amiga, mientras recogía azorada sus pertenencias. Nunca he vuelto más a saber de ella.

Eso, lo de los reportajes pagados, es extrapolable a muchos premios que se institucionalizan en toda nuestra piel de toro, bien porque se pagan o incluso porque quien los otorga tiene algún tipo de relación mercantil con la empresa premiada. Otra cosa es que nuestra bodega, dentro de su plan de medios, destine un apartado a una determinada cadena que nos ofrece esta posibilidad, dentro de nuestro Plan de Relaciones Públicas. Allá cada uno con su “profesionalidad” y con el riesgo de que le puedan decir que es un “estómago agradecido”, como solía decir José María García.

No obstante, cada vez creo menos en las coincidencias y exculpo en este articulo a muchísimos grandes profesionales que son comerciales en medios generalistas y especializados, algunos de los cuales han llegado a ser amigos con el paso del tiempo, a pesar de que me ha tocado apretarles lo que no está escrito, mucho antes incluso de que se planificara con agencias de medios y con el programa “Tom Micro”.

Eso sí, que, por favor, no jueguen con la buena fe de las personas y que no vayan con todo tipo de artimañas y engaños, porque, como digo en el titular de esta columna: “A robar, a Sierra Morena”.

 

José Luis Martínez Díaz  
José Luis Martínez Díaz
Licenciado en CC. de la Información, miembro de la AEPEV y de la FIJEV.

 

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